El cambio climático en el sector agrario

La relación entre el sector agrario y el calentamiento global debido a la acción humana es recíproca y compleja.

Por un lado, el sector agrario tiene una fuerte dependencia de las condiciones climáticas, por lo que la convierten en una actividad vulnerable frente al cambio climático. Por otro lado, se trata de un sector que contribuye al mismo como fuente de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) siendo responsable del 14% de las emisiones mundiales, según el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (AR5, IPCC). un volumen similar al originado por el sector del transporte. Este 14%, sin embargo, no incluye las denominadas emisiones indirectas de la agricultura, como la energía gastada en la fabricación de fertilizantes, ni en la producción y utilización de maquinaria agrícola, ni en el transporte (de insumos y cosechas), que se incluyen en los apartados de industria, energía y transporte.

El sector agrario forma parte de los sectores denominados difusos, constituidos por aquellos cuyas actividades no están sujetas al comercio de derechos de emisión y son menos intensivos en el uso de la energía. Forman parte de esta categoría los sectores:

  • Residencial, comercial e institucional
  • Transporte
  • Agrícola y ganadero
  • Gestión de residuos
  • Gases fluorados
  • Industria no sujeta al comercio de emisiones

Las emisiones producidas por este sector están generadas por: la actividad ganadera (fermentación entérica y gestión de estiércoles), la gestión de los suelos, aplicación de fertilizantes nitrogenados, el cultivo de arrozales, la quema de residuos, el encalado de suelos y el uso de urea, etc.

Sin embargo dentro del sector, la agricultura posee la particularidad de no contribuir únicamente a la emisión de Gases de Efecto Invernadero, sino que ejerce un papel beneficioso en la mitigación de los efectos del calentamiento global actuando como sumidero de CO2 a través de la capacidad que tienen determinados ecosistemas agrarios (fundamentalmente los cultivos leñosos y los pastos) de captar CO2 desde la atmósfera y almacenarlo tanto en estructuras vegetativas permanentes, para finalmente trasladarlo al suelo, incrementando su contenido de materia orgánica, y convirtiéndolo en un almacén permanente de CO2.

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