Materia orgánica
La pérdida de materia orgánica de los suelos es otra amenaza para la fertilidad, con graves consecuencias para los sistemas agrarios. El incremento de materia orgánica en los suelos favorece la actividad biológica y mejora su fertilidad. Todo ello es beneficioso para la biodiversidad. La mejora de la estructura del suelo contribuye a aumentar la infiltración y retención del agua de la lluvia y del riego y se reduce el riesgo de erosión.
El estiércol y compost son fuentes de abonado orgánico de los suelos agrícolas. Pueden distribuirse pudrideros para elaborar compost en la propia explotación. También pueden utilizarse abonado en verde a base de leguminosas. De este modo se puede conseguir aumentar la fertilidad de las tierras y el contenido de materia orgánica, mejorando la estructura del suelo. Además, se reducirá la necesidad de utilizar fertilizantes químicos.
Para la utilización de estiércoles y compost debe respetarse la normativa vigente, como las cantidades máximas establecidas y los períodos de prohibición en las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos procedentes de fuentes agrarias.
Utilizar estiércoles curados y evitar los excesivamente frescos para no perjudicar a los cultivos. Hay que tener en cuenta que en los primeros años en que se aplica abonado orgánico fresco puede ser aconsejable aportar cierta cantidad de abono nitrogenado para favorecer la descomposición de la materia orgánica y su incorporación al suelo. En este sentido es recomendable el asesoramiento técnico especializado para optar por el programa de fertilización más adecuado en cada caso.
Para más información, consultar el Manual de compostaje para Agricultura Ecológica