Leader I marcó el inicio de una nueva concepción de la política de desarrollo rural basada en un enfoque territorial, integrado y participativo. La iniciativa contó en Andalucía con un total de 9 Grupos de Acción Local, que pusieron en marcha más de 900 actuaciones en dichos territorios. Muchas de las iniciativas llevadas a cabo giraban en torno al mantenimiento del patrimonio histórico, el impulso de la gastronomía local, la puesta a punto de caminos rurales, el apoyo a centros de interpretación de la naturaleza...
Esta iniciativa comunitaria representó una oportunidad histórica que los promotores turísticos supieron aprovechar eficazmente ya que se consiguió establecer una oferta de turismo rural en la región que no había conseguido afianzarse hasta entonces.
Además, se consiguieron otros logros como el cambio en la actitud de las administraciones ante los problemas de las zonas más deprimidas, una apuesta por lo rural y por la puesta en marcha de estrategias articuladas en torno a la conservación y valorización conjunta de los recursos naturales, la puesta en marcha de acciones innovadoras que contribuyeron a la dinamización económica y social, la creación de equipamientos e infraestructuras en estas zonas, así como el considerable volumen de recursos financieros (casi se doblaron las previsiones iniciales) que no sólo fueron privadas, sino que además en su mayoría fueron endógenos.
Gasto público total: 57,26 Millones de Euros.