El Consejo de Gobierno ha declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica, el yacimiento de Gil de Olid en Puente del Obispo (Baeza, Jaén). Este enclave, que contiene vestigios de dos milenios de ocupación entre el periodo del Cobre Final-Bronce Antiguo hasta la época romana altoimperial, presenta un notable interés para conocer el tránsito histórico de distintas culturas y, por su situación estratégica, el control territorial de las campiñas del Alto Guadalquivir.
La nueva zona arqueológica abarca 135 hectáreas en la terraza de un meandro del río Guadalquivir próximo al núcleo de Puente del Obispo. Las diversas excavaciones y prospecciones llevadas a cabo han detectado un poblado de larga ocupación y una necrópolis, además de una villa romana.
El poblado estuvo siempre fortificado, lo que sostiene la idea de su origen como punto estratégico de control. De su primera fase del Cobre Final-Bronce Antiguo se ha localizado una fortificación y varios niveles de hábitat, mientras que de los posteriores periodos protoibérico e ibérico se han documentado diversas construcciones de muro tapial y zócalo de piedra, junto a un amplio repertorio de material cerámico.
Este asentamiento continuó habitado sin interrupciones hasta la época romana altoimperial, que es la fase mejor estudiada y a la que corresponde un área de viviendas con materiales cerámicos. También destaca la presencia de un pavimento enlosado de grandes dimensiones sobre una fuerte cimentación y delimitado por sillares de piedra.
Respecto a la necrópolis, sólo ha sido localizada parcialmente la de época ibérica, gracias a una intervención arqueológica realizada en la década de los ochenta que supuso el hallazgo de 29 enterramientos de los siglos VI al IV a. C. En ellos predominan las fosas simples o delimitadas mediante un murete de tapial o un zócalo de piedra, aunque también se han documentado tres tumbas complejas o de cámara y otra de pozo.
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