La Junta pone el foco en la ciberviolencia de género, con gran impacto en la población joven
El Consejo de Gobierno ha tomado conocimiento de la campaña ‘Empieza por un mensaje, termina con una vida’ puesta en marcha por la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, a través del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), para concienciar, detectar y animar a denunciar los comportamientos y actitudes de violencia de género que se producen en el ámbito digital.
El informe sostiene que la ciberviolencia de género o violencia de género digital tiene un importante impacto emocional, psicológico y social en las mujeres menores de edad, ya que limita de forma significativa tanto su libertad como su seguridad. En 2023 fueron atendidas en el programa de atención psicológica para menores víctimas de violencia género en el ámbito de la pareja y expareja un total de 186 menores y todas habían sido víctimas de esta violencia.
El documento subraya que la lucha contra la violencia de género exige a las administraciones públicas estar permanentemente en alerta ante los nuevos desafíos y manifestaciones que presenta la violencia hacia las mujeres y niñas. En los últimos años, diferentes organismos, tanto en el ámbito internacional, nacional y autonómico, están poniendo el foco en las nuevas formas de ejercer este tipo de violencia como consecuencia del desarrollo de las nuevas tecnologías, las redes sociales e Internet, especialmente, a través del teléfono móvil. Una nueva forma de ejercer violencia de género que recibe el nombre de violencia de género digital o ciberviolencia de género, que es cada vez más frecuente en la población joven y, por tanto, más vulnerable.
Esta campaña cuenta con vídeo, cuña de radio, cartelería y piezas para redes sociales. En concreto, en el cartel aparece una chica joven a la que su pareja exige a través de la aplicación de mensajes Whatsapp que le envíe fotografías con poca ropa: “Solo esa foto?” “Te sobra ropa…” “Ya estás tardando!!!”, son los tres mensajes que se destacan. En este caso se está recreando una situación en la que un chico obliga a su pareja a que le envíe imágenes íntimas, uno de los signos de violencia de género digital que puede pasar desapercibido entre la juventud.
En esta línea, el vídeo comienza con imágenes de varias parejas felices en diferentes escenarios y momentos. Después se reproducen mensajes de control y hostigamiento a través de Whatsapp. Así, en la primera escena, un chico pregunta a su pareja dónde está y, cuando no le responde, le reclama por qué no contesta si ha leído el mensaje e incluye un emoji de enfado. Posteriormente, una voz en off expone otros tipos de violencia digital como espiar el móvil o mensajes que cruzan la línea, mientras alerta de la importancia de detectar estas primeras señales. Después, vuelven a aparecer nuevos mensajes donde se recrudece el hostigamiento a través de la manipulación: “Xq pasas de mí?”, “Con quién estás? estoy llamándote”.
El vídeo finaliza con un mensaje positivo hacia las víctimas, señalando que no están solas y se anima a denunciar la situación a través del teléfono de atención a las mujeres andaluzas (900 200 999) para pedir ayuda, información y asesoramiento sobre este tipo de violencia y sus consecuencias.
Los efectos de la ciberviolencia de género
La ciberviolencia de género supone una forma de limitación de la libertad que genera dominación y relaciones desiguales entre hombres y mujeres que tienen o han tenido una relación afectiva. Además, supone una dominación sobre la víctima mediante estrategias humillantes que afectan tanto a la privacidad como a su intimidad, aparte del daño que supone a su imagen pública. Asimismo, esta violencia generalmente se produce sin que haya coincidencia física, por lo que es más difícil que se reconozcan estas situaciones como violencia de género. Por ejemplo, la insistencia en el envío de mensajes o las peticiones recurrentes para conseguir algo se convierten en la fórmula para acosar a la víctima.
Ante este tipo de violencia es fundamental detectar el problema desde el primer momento, pues se trata de una violencia muy sutil, que empieza con un mensaje al que no se le da importancia y va aumentando en intensidad. Los signos que indican que se está produciendo violencia de género digital serían acosar o controlar a tu pareja usando el móvil, interferir en sus relaciones en internet con otras personas, espiar el móvil, censurar fotos que tu pareja publica y comparte en redes sociales, controlar lo que hace en las redes sociales, exigir que demuestre dónde está con su geolocalización, obligar a que te envíe imágenes íntimas, comprometer a tu pareja para que te facilite sus claves personales o mostrar enfado por no tener siempre una respuesta inmediata online.
El informe destaca que esta nueva forma de ejercer violencia de género afecta especialmente a la adolescencia. Así, todas las menores usuarias del programa de atención psicológica del Instituto Andaluz de la Mujer atendidas en 2023, un total de 186, han sufrido diferentes estrategias de control, aunque con diferente intensidad. Entre las más frecuentes se encuentra la vigilancia a través del uso de la tecnología para monitorear y controlar las actividades en línea y fuera de línea: del uso de la ropa, del tiempo o de las interacciones sociales. Es destacable la utilización por parte de la pareja de aplicaciones espía, por ejemplo, para WhatsApp o de rastreo para saber en todo momento su localización. En ocasiones este control puede llegar a ser permanente y extremo, llegando incluso a ser obligadas a permanecer con la cámara encendida durante toda la noche mientras duermen.
Entre las formas más frecuentes de violencia de género digital utilizadas por la pareja o expareja de las menores usuarias del programa se encuentran el acoso en línea, con mensajes de amenazas, insultos, hostigamiento para doblegar la voluntad de la menor; y la suplantación de identidad, como la creación de perfiles falsos por parte de la pareja o expareja para difamar, acosar o engañar a la menor. También es frecuente la creación de perfiles falsos para comunicarse con las menores a pesar de disponer de una orden de alejamiento.
Otra de las manifestaciones más presentes es el sexting activo por coerción, que hace referencia a cuando las menores se ven forzadas a través de estrategias coercitivas (presión, insistencia, manipulación, chantaje emocional, enfados, amenazas o intimidación) al envío de imágenes íntimas. También destaca la sextorsión, que ocurre cuando imágenes íntimas de la menor son utilizadas por parte de la pareja o expareja para extorsionar, chantajear o humillar a la menor. Y, por último, la pornovenganza, cuando las imágenes íntimas de la menor son subidas a páginas web de contenido pornográfico o de servicios de prostitución.
Conscientes de la gravedad de la situación, el Gobierno andaluz está desarrollando esta campaña de sensibilización sobre la violencia de género digital. Por ello, esta campaña es especialmente importante porque informa a la población joven sobre prácticas digitales que están normalizadas, pero suponen un acto de violencia de género. Esta acción está dirigida a la juventud andaluza, pero también a las familias y los centros educativos para que tomen conciencia de esta realidad y puedan ejecutar actuaciones para su prevención y detección precoz.