Francisco Javier de Burgos y Almería
Francisco Javier de Burgos (Motril, 1778 - Madrid, 1848) fue uno de los personajes más destacados en los primeros tiempos del liberalismo en España. Ha pasado a la historia de nuestro país como el artífice de la reorganización administrativa y territorial más trascendente de los últimos doscientos años, hasta el Estado de las Autonomías que consagra la Constitución de 1978. Firmaría, como ministro de Fomento en 1833, el decreto que daba nacimiento a la actual división provincial de España.
Antes, la trayectoria pública de Javier de Burgos se había visto zarandeada por los acontecimientos que vivió nuestro país en las primeras décadas del siglo XIX. Personaje polifacético, el motrileño realizó estudios de Derecho en Granada, aunque ya había destacado desde su más temprana juventud por su precoz inclinación a la literatura. Desde el estallido de la Guerra de la Independencia (1808-1814) serviría a la administración del rey José Bonaparte. En 1810 llegaría a al ciudad de Almería para hacerse cargo de su subprefectura, ámbito administrativo englobado dentro de la prefectura de Granada (o del Genil). Su carrera política, que le llevaría a ser corregidor de Granada en 1812, iría ligada al devenir de la guerra, por lo que seguiría a las tropas francesas en su retirada. En Francia viviría algunos años en el exilio, centrado en el cultivo de sus aficiones literarias y en particular en la traducción, como consumado latinista que era, de poetas clásicos como Horacio.
Tras su regreso a España en 1817, sería rápidamente rehabilitado (para lo que le sirvieron de aval los testimonios de su benévola actuación durante la guerra al frente de la subprefectura de Almería), e inmediatamente impulsaría la aparición de varias cabeceras de prensa. Burgos reanudaría su carrera política con un grupo de antiguos afrancesados con los que comulgaba en una visión cada vez más moderada del liberalismo. Desde las páginas del periódico madrileño que dirigía desde 1819 (“Miscelánea del Comercio, Política y Literatura”) redactó artículos sobre temas muy trascendentes para Almería. Burgos destacaría por su compromiso en la defensa de los intereses de esta tierra en un momento tan delicado como el Trienio Constitucional (1820-1823). En esa encrucijada política se tomarían decisiones muy trascendentes como las relativas a la nueva organización administrativa y territorial del reino (la división en las nuevas provincias) o la liberalización de la actividad minera. El antiguo funcionario afrancesado moverá su influencia para facilitar la creación de la provincia de Almería en 1822, que pugnaba con Baza por la capitalidad, a la vez que promoverá la libre explotación de las minas de Sierra de Gádor. Aunque la reforma administrativa del Trienio quedaría suspendida entre 1823 y 1833, cuando Javier de Burgos sea ministro de Fomento en esta última fecha, confirmará en su decreto de organización provincial la existencia de la jurisdicción almeriense. Más adelante sería diputado a Cortes por Almería, a la que se mantendría vinculado por su participación en negocios mineros y por sus relaciones políticas. Sorprende, por lo tanto, que a pesar de estos servicios, en el callejero almeriense no haya quedado rastro de este personaje.
Dr. Andrés Sánchez Picón
Profesor de la Universidad de Almería.