El expediente personal de Nicolás Salmerón y Alonso
Salmerón nació el 10 de abril de 1837 en Alhama la Seca, actual Alhama de Almería, en el seno de una familia progresista y demócrata. Estudió en el Instituto de Almería, pasó por la Universidad de Granada y terminó sus estudios en la Universidad Central donde se licenció en Filosofía y Letras en 1858. Aspirante a abogado, se tornó amante de la filosofía en las clases de Sanz del Río. El carácter retraído, serio, de Nicolás Salmerón le inclinó hacia “el espíritu de armonía, culto a la ciencia y moralismo” de la escuela krausista. En 1866 obtuvo la plaza de catedrático supernumerario de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Central. Salmerón fue expulsado de su cátedra, detenido y encarcelado durante cinco meses (1876) en la prisión del Saladero por defender la libertad de cátedra y las ideas democráticas.
Formó parte de la Junta Superior Revolucionaria de Madrid durante la revolución de 1868 y fue reintegrado en su cátedra. Simultaneó el mundo académico y el político a lo largo de los años del Sexenio Democrático (1868-1874) aunque, en realidad, se dedicó con alma y cuerpo a la política. Le correspondió mantener vivas las reivindicaciones de los krausistas en la esfera pública. Se afianzó en el seno del Partido Republicano Federal y alcanzó un escaño de diputado por Badajoz en las elecciones de marzo de 1871. Inició una carrera parlamentaria que, compaginándola con las clases de la Universidad y la dirección del Colegio Internacional, no interrumpió hasta el golpe de estado del general Pavía en 1874. A los 36 años había sido diputado, ministro de Gracia y Justicia en los dos gobiernos de Estanislao Figueras, presidente de las Cortes y presidente del Poder Ejecutivo de la República desde el 18 de julio al 6 de septiembre de 1873. Impulsó una reforma penal cuyos objetivos fueron la abolición de la pena de muerte y el replanteamiento del sistema penitenciario. Consumió los apenas cincuenta y dos días de la presidencia en dar respuesta desde una política de orden a los levantamientos cantonales y a la insurrección carlista. Fiel a sus convicciones morales, dimitió de la jefatura del Estado antes de firmar unas sentencias de muerte.
Con la llegada de la Restauración fue expulsado de la cátedra por el gobierno conservador de Cánovas, fue fundador de la Institución Libre de Enseñanza, tuvo que exiliarse en París durante casi nueve años y volvió a España para ser elegido diputado republicano por Madrid en las elecciones de 1886. Fundó el Partido Republicano Centralista, el primer partido de intelectuales español y, con la reimplantación del sufragio universal, se vinculó a Cataluña donde fue elegido diputado por el distrito de Gracia en diversas legislaturas hasta su muerte. Defensor de la vía legal y parlamentaria para el restablecimiento de la República, alcanzó el reconocimiento de gran parte del republicanismo español cuando fue elegido presidente de la gran Unión Republicana de 1903, la primera gran organización democrática del siglo XX. Asimismo fue presidente de Solidaridad Catalana en el intento de buscar la regeneración y democratización de España desde los movimientos solidarios periféricos. Su defensa de las autonomías de la regiones, provincias y municipios, y su idea de España como “una y diversa, una y plural” le convierte en el precursor de la España de la Autonomías. Fue un filósofo apasionado por la política. Murió el 20 de septiembre de 1908 en las cercanías de la ciudad francesa de Pau. Sus restos reposan en el cementerio civil de Madrid y su nombre queda en el panteón de los hombres ilustres de España como un santo laico.
Fernando Martínez López
Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Almería