La riqueza industrial de Huelva ha estado a lo largo de la Historia íntimamente conectada con la transformación de los recursos tradicionales de su medio: por una parte el mar, con sus recursos pesqueros, que originará una importante industria conservera; por otra, el campo y la sierra, con una industrialización centrada en la explotación forestal y agropecuaria, de la que hemos seleccionado la industria serrana del corcho como exponente de una extracción tradicional, producto de un sistema de vida económicamente puntero en la vida cotidiana de la sierra.
En otro orden, desde aquellos primeros artesanos agrupados por oficios, que abastecían a la población de productos manufacturados básicos, se entraría ya en época contemporánea en una creciente industrialización de nuevos productos, ya tradicionales, ligados mayoritariamente a la madera y el cuero, conformando una industria altamente especializada como puede ser la del mueble o la del calzado en Valverde del Camino.
Al margen de estos verdaderos puntales de la economía onubense, un cúmulo de pequeñas industrias ha ido jalonando el territorio de Huelva desde los inicios del presente siglo, como pudo ser la de gaseosas y productos carbónicos, hasta alcanzarse la gran industrialización producida a partir de los años 60 con la implantación en 1964 del Polo de Promoción Industrial, cuyos límites abarcaban casi un tercio de la provincia, y que supuso el asentamiento de grandes enclaves industriales en toda la zona del litoral.
