Enclave Arqueológico de Acinipo
Información general
Del 1 de diciembre al 31 de diciembre, el calendario de apertura del enclave se publica mensualmente en su página de Facebook.
Puede consultar el horario actualizado en: https://es-es.facebook.com/acinipoenclavearqueologico/ o en el teléfono: 951 04 14 52.
Descripción
Acinipo alberga una de las ciudades romanas más importantes de la provincia de Málaga y de Andalucía, donde, a los valores históricos y culturales, se añade un paisaje magníficamente conservado situado entre las áreas serranas de Ronda y Grazalema con unas vistas panorámicas que abarcan las provincias de Cádiz, Málaga y Sevilla.
Ubicada sobre una mesa de piedra caliza que alcanza los 999 metros de altitud, bien defendida por todos sus flancos, bajo ella existe un acuífero que desagua en diversos manantiales. El yacimiento controla, desde su posición estratégica, las cuencas altas de los ríos Guadalhorce y Guadalete y en su entorno hay minas de hierro, cobre y plomo, lo que facilitó su ocupación desde la Prehistoria.
Las excavaciones arqueológicas indican que la mesa fue ocupada por primera vez en la Edad del Cobre (3.000 a.C.), en los siglos IX y VIII a.C. el lugar entra en contacto con los fenicios establecidos en la costa de Málaga. A finales del siglo VII a.C. es abandonada para volver a ocuparse a lo largo del siglo V, en época ibérica.
La presencia romana a partir del año 206 a. C. conllevó grandes cambios, como la construcción de edificios monumentales y la acuñación de moneda propia, dando lugar al auge de la ciudad romana de Acinipo, convertida en municipio romano, en los siglos siguientes.
Acinipo destaca por su teatro, construido posiblemente a mitad del s. I a.C., uno de los mejores conservados de la Península, y su impresionante situación en el paisaje, además de algunos otros hitos arqueológicos descubiertos hasta la fecha.
La ciudad entró en decadencia a partir del siglo III, como se pone de manifiesto por el abandono del teatro a finales del s.II o inicios del III d. C., de la domus, que perdió su carácter privado residencial para adoptar un uso artesanal y de las termas que se reutilizaron como espacio industrial también a finales del siglo III d. C., cuando el centro de control administrativo de la zona pasó a Arunda, la actual Ronda. Fue a partir del siglo XVI, cuando empezó a conocerse como Ronda la Vieja.