Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera

Información general

Dirección
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Carretera de Málaga 5, 29200
Antequera (Málaga)
Telefono
952 712 206
Estado
Abierto
Horario

Del 21 de marzo al 20 de junio, martes, miércoles, jueves de 09:00 a 18:00; viernes, sábados de 09:00 a 21:00. Domingos, festivos y lunes víspera de festivo de, 09:00 a 15:00 horas. Lunes cerrado (excepto víspera de festivo).

Del 21 de junio al 20 de septiembre, martes a sábado de 09:00 a 15:00 y de 20:00 a 22:00. Domingos, festivos y lunes víspera de festivo, de 09:00 a 15:00 horas. Lunes cerrado (excepto víspera de festivo)

Del 21 de septiembre al 20 de marzo, martes a sábado de 09:00 a 18:00. Domingos, festivos y lunes víspera de festivo de 9:00 a 15:00 horas. Lunes cerrado (excepto víspera de festivo)

FESTIVOS CON APERTURA: 28 de febrero / 28 de marzo / 29 de marzo / 15 de agosto / 12 de octubre / 1 de noviembre / 6 de diciembre / 8 de diciembre / 2 días de festivos locales LUNES DE APERTURA POR SER FESTIVO O VÍSPERA DE FESTIVO AÑO 2024: 9 de diciembre FESTIVOS Y DÍAS DE CIERRE AÑO 2024: 1 de enero / 6 de enero / 1 de mayo / 24 de diciembre / 25 de diciembre / 31 de diciembre

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Descripción

La necrópolis megalítica de Antequera

El conjunto que forman los monumentos de Menga, Viera y Romeral es uno de los mejores y más conocidos exponentes del megalitismo europeo. Los monumentos megalíticos muestran una amplia diversidad de soluciones y técnicas arquitectónicas, pero genéricamente pueden ser caracterizados por el uso de grandes bloques de piedra que forman cámaras y espacios techados con cobertura adintelada o en falsa cúpula, y que son utilizados con fines rituales y funerarios.

Los megalitos constituyen las primeras formas de arquitectura monumental de la Prehistoria de Europa, desarrollándose, de acuerdo con los datos actualmente disponibles, desde comienzos del V milenio antes de nuestra era (período Neolítico), es decir, hace unos 6500 años. Entre las primeras comunidades de agricultores y pastores de Europa occidental la arquitectura monumental megalítica sirve para fijar ideológicamente la presencia y arraigo de la sociedad en la tierra. En su función como cámaras mortuorias, algunos megalitos son verdaderos depósitos de identidad cultural y genealógica; en tanto que templos y espacios rituales, también sirven para la realización de ceremonias propiciatorias, a menudo relacionadas con la fertilidad de la naturaleza y los antepasados.

Sus constructores

Los constructores de los monumentos megalíticos son las primeras comunidades agrarias de las fértiles tierras del valle del Guadalhorce. En el entorno de la necrópolis se han identificado varios asentamientos de los periodos Neolítico y de la Edad del Cobre (los periodos de apogeo del megalitismo, entre aproximadamente 5000 y 2200 años antes de nuestra era). 

En la formación kárstica de El Torcal (al Sur de Antequera) y la Sierra de Mollina (hacia el Noroeste) se encuentran asentamientos en cueva del periodo Neolítico como por ejemplo la Cueva del Toro, la Cueva de la Pulsera o la Cueva de la Higuera. En algunos de ellos se han realizado investigaciones arqueológicas que han permitido establecer aspectos relativos al hábitat, la tecnología y la economía de estos grupos. El asentamiento más próximo a la necrópolis megalítica es, no obstante, el Cerro de Marimacho, una pequeña colina situada apenas a 200 metros al Este de Menga y Viera. Aquí, a finales de la Edad del Cobre (c. 2600-2200 a.n.e.), existió una pequeña aldea al aire libre con viviendas semi-subterráneas. 

En general, es bastante improbable que ninguna de estas comunidades neolíticas y de la Edad del Cobre (integradas por no más de unas pocas decenas de individuos) acometiera individualmente la formidable empresa de construir los enormes monumentos megalíticos. Esta tarea debió requerir una estrecha cooperación entre numerosas comunidades que compartían códigos religiosos comunes así como una noción compartida de pertenencia tribal o clánica.

Dolmen de Viera El Dolmen de Viera puede considerarse un sepulcro de corredor, que estaría formado por un largo corredor segmentado en dos tramos, al final del cual se dispone una cámara de planta cuadrangular a la que se accede por medio de una puerta perforada cuadrangularmente en la primera losa. Edificado como Menga con técnica ortostática, tiene un recorrido interior de algo más de 21 m, si tenemos en cuenta los datos proporcionados por la excavación de su acceso, longitud que puede ampliarse a más de 22 m exteriormente teniendo en cuenta la dimensión de la losa de cubierta de la cámara y la que probablemente tuviera la que llegaría a cubrir su acceso exterior. Su anchura interior media, bastante regular, oscila entre 1.30 m en sus tramos iniciales y 1.60 m en el tramo final correspondiente a la cámara. Cada lateral del sepulcro debió estar formado por 16 losas, de las que se conservan catorce en el lateral izquierdo y 15 en el derecho, mientras que la cabecera está compuesta por una sola losa. De la cubierta se conservan cinco losas íntegras y fragmentos de otras dos, además pueden suponérsele la existencia de tres o incluso cuatro losas más, desaparecidas en la actualidad. La altura interior media del sepulcro es de poco más de 2 m. El sepulcro se cubre con un túmulo y está orientado a levante, ligeramente hacia al sur del Este (acimut de 96º), por lo que sigue los patrones estándar ibéricos.

Dolmen de Menga El Dolmen de Menga puede considerarse un sepulcro de corredor en el que un atrio abierto hacia el exterior da paso a un segundo tramo de planta rectangular que, a modo de corredor, sirve de acceso a la cámara, de planta ovalada, quedando marcado el tránsito de corredor a cámara por una alteración en la dirección de la línea de ambos laterales. Está construido con técnica ortostática. La longitud es de 27.50 m considerando el tramo inicial del atrio. La altura aumenta desde la entrada, con 2.70 m, hacia la cabecera, donde se amplía hasta 3.50 m. La máxima anchura, de 6 m se alcanza en el tercio final de la cámara, donde las últimas excavaciones han puesto al descubierto un pozo excavado en la arenisca de 1.50 de diámetro por 19.50 de profundidad, quedando alineado con los tres pilares que coinciden con la unión de las losas de cubierta. Cada uno de los laterales del sepulcro estaría formado por 12 ortostatos; mientras que la cabecera aparece formada por uno solo. La cubierta la integran 5 losas, ya que falta la primera que formaría la entrada. El sepulcro se cubre con túmulo y está orientado hacia el noreste (acimut de 45º), es decir, al norte de la salida del sol en el solsticio de verano; una orientación totalmente anómala en este contexto cultural. Sin embargo, la razón de esta anomalía es el alineamiento con la Peña, una montaña singular que recuerda por su forma la cara de una giganta durmiente.

Tholos de El Romeral El tholos de El Romeral es un típico sepulcro de falsa cúpula. Tiene un corredor de paredes de mampostería y cubierta adintelada que conserva 11 losas, con una longitud máxima conservada de 26.30 m, una anchura media de 1.50 m. y una altura media de 1.95 m. La cámara, con la típica cubierta de falsa cúpula, tiene sus paredes ligeramente abovedadas, elaboradas en mampostería que terminan en una losa horizontal; es de planta circular, con 5.20 m. de diámetro y 3.75 m. de altura. Al fondo de esta cámara se abre un vano que da acceso a un pequeño corredor que termina en una camarita, reproduciendo, a menor escala, la morfología y la técnica constructiva señaladas anteriormente. La longitud total conservada del sepulcro supera ligeramente los 34 m. El tholos se cubre con un túmulo y está orientado sorprendentemente a un acimut de 199º, es decir, en el octante S-SO del horizonte y es uno de los poquísimos ejemplos de orientación a la mitad occidental del cielo en toda la Península Ibérica.

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