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Resumen de la publicación
A través de los documentos conservados en los archivos históricos de Granada, nos acercamos en esta exposición a distintos aspectos del sector productivo de la cerámica (las materias primas, procesos de trabajo, las manufacturas, etc.), tan importante en periodos preindustriales, arrancando desde época romana y alcanzando el siglo XX. Se pretende mostrar el valor de esos documentos, apoyándonos en los vestigios materiales del pasado que hacen tangible lo que nos relatan los legajos.
La edición y estudio de la documentación de archivo pone de manifiesto la importancia histórica de la industria del barro y el valor del patrimonio documental para acercarnos al conocimiento de la cultura material, espacio tradicionalmente reservado a la arqueología. Porque, los resultados son mucho más satisfactorios, cuando es posible utilizar las dos fuentes primarias en la ciencia histórica, ya que permite eliminar la incertidumbre que provoca la formulación de hipótesis a partir solo de la cultura material y nos acerca de forma mucho más directa al conocimiento de los hechos del pasado.
En definitiva, se trata de mostrar cómo se desarrolla la ciencia de la Historia tomando como ejemplo la historia de los olleros, almadraberos, tinajeros y alfareros de Granada, a partir de sus fuentes: el archivo y la arqueología.
Dedicamos especial atención a dos épocas que se han considerado relevantes. La primera es el periodo de los siglos XVI y XVII, momento de transición entre la ciudad islámica y la ciudad barroca, con una reforma urbana de tal calado que el ritmo constructivo hizo que la necesidad de materiales cerámicos provocase una expansión de los centros productores. También es el tiempo de la Granada morisca, que generó una cultura material propia –la cerámica morisca– que solo puede ser bien definida desde el estudio conjunto con las fuentes documentales. Por último, se sentaron las bases para la cerámica granadina desarrollada a partir del siglo XVIII que eclosiona en la cerámica de Fajalauza.
El segundo periodo abarca el siglo XX, cuando de nuevo al amparo de las distintas oleadas de expansión económica (del lino a la remolacha y, por último, al tabaco) y el desarrollo urbano, creció por toda la provincia de Granada una potente industria del barro (tejas y ladrillo), hoy muy mermada. Este momento es peor conocido, a pesar de contar con importantes fuentes documentales en nuestros archivos. Es también muy sugerente porque ha producido numerosos inmuebles de carácter industrial con un alto valor patrimonial y por el vasto campo de investigación que significa.