Datos abiertos en la elaboración de políticas públicas
La importancia de los datos abiertos en la elaboración de políticas públicas, esos datos que pueden ser utilizados, reutilizados y redistribuidos por cualquier individuo sin impedimentos técnicos, financieros o legales, radica en su contribución a la optimización de los recursos disponibles, así como a la mejora de los servicios ofrecidos a la ciudadanía.
Los datos abiertos, además, fomentan la innovación, aumentan la transparencia, al ser una información accesible que generan directamente los organismos oficiales, e impulsan una participación más activa de las personas que forman parte del entramado social. Disponer públicamente de esa información, que es una indiscutible fuente de valor, no garantiza una buena gobernanza, pero ayuda a que la ciudadanía pueda ejercer su labor de control.
La apertura de datos impulsa la innovación y la adaptación de las empresas a un entorno de servicios y tecnologías que generan un mayor crecimiento económico como consecuencia de la reutilización de esos datos. Nuevos productos y servicios se nutren de esa información pública para implementar soluciones alternativas y novedosas a los diferentes retos que afronta la sociedad, aumentando la interrelación a través de las fronteras e incrementando la competitividad de los diferentes territorios. Por ello es imprescindible que esos datos que las administraciones públicas ponen a disposición de la ciudadanía estén estructurados, para que puedan utilizarse de forma sencilla y cómoda.
Kotecha ante el Comité del Tesoro del Reino Unido
El pasado 5 de julio de 2023 se produjo la comparecencia ante el Comité del Tesoro del Parlamento del Reino Unido de Resham Kotecha, responsable de Políticas en el Open Data Institute (ODI), donde dirige el trabajo sobre políticas públicas. Una intervención, dentro de una sesión sobre ‘Desigualdad Intergeneracional y Movilidad Social’, en la que desgranó algunos de los principales argumentos que apoyan la idea de la relevancia que los datos abiertos han adquirido en los últimos tiempos para la formulación y puesta en práctica de políticas públicas.
Los miembros del Comité le formularon preguntas sobre pensiones, educación, precios de la vivienda, educación universitaria, impuestos… para los próximos años desde la evidencia reiterada por Kotecha de que “sin datos de calidad es muy complicado analizar y proporcionar evidencias sobre cuáles son realmente los problemas a los que se enfrenta la sociedad y dónde se encuentran los futuros desafíos. Esto se aplica a todas las áreas de elaboración de políticas y a todos los tipos de herramientas necesarias para su confección”.
Eso sí, puntualizó que “los datos por sí solos no son suficientes, ya que es necesario que estos sean de buena calidad, bien mantenidos y actualizados, y legibles por una máquina. Es necesario que existan estándares aceptados y ampliamente adoptados para asegurar los datos, y a aquellos que los utilizan, para que se pueda confiar en su certeza, y en las prácticas llevadas a cabo y las decisiones tomadas en base a esos datos”.
El aseguramiento de datos
El ODI describe el aseguramiento de datos como “el proceso, o conjunto de procesos, que incrementan la confianza de que los datos satisfarán una necesidad específica, y que las organizaciones que recopilan, acceden, utilizan y comparten datos lo hacen de una manera confiable”. De hecho, las previsiones indican que el mercado global de aseguramiento de datos crecerá un 60 % en los próximos cinco años, una vez que las empresas buscan generar confianza en los datos que usan y en los que confían cada vez más. Se trata, por tanto, de un proceso, o conjunto de procesos, esencial si se quiere habilitar prácticas de datos accesibles y confiables.
Un buen número de organizaciones trabajan en el diseño y la implementación de programas de garantía de datos, tratando de desarrollar nuevas herramientas y servicios para ayudar a las empresas a evaluar, construir y demostrar la confiabilidad de los datos al tiempo que minimizan los riesgos del intercambio de estos. En paralelo, las personas a menudo miran los datos y los interpretan de diferentes maneras. Los antecedentes, la educación y las experiencias de vida de las personas impactan la perspectiva que aportan a los datos: cómo eligen interpretarlos, cómo los analizan y cómo deciden informar sobre ellos. Cuanto más conscientes seamos de estos sesgos, más podremos hacer para abordarlos.
El uso y la dependencia cada vez mayores de los datos implican un blindaje de las personas que trabajan con ellos, incluido el público en general, de las herramientas y de habilidades para poder analizarlos y de las formas en que se utilizan. No deberían ser solo el gobierno o los administradores de los datos quienes tengan la capacidad de trabajar en su análisis o de valorar las decisiones que se toman con ellos. Por ello, en la medida de lo posible, es fundamental que los datos sean abiertos, para que las personas con experiencias vividas y diferentes perspectivas puedan acceder a ellos, usarlos y compartirlos para la mejora en la formulación y elaboración de políticas públicas.
Datos interoperables y legibles por máquinas
Es importante también para los poderes públicos, según el análisis de Resham Kotecha, evaluar qué datos están disponibles, cuáles no, y abordar las posibles brechas existentes, considerando su nivel de interoperabilidad y la capacidad de que sean legibles por máquinas. Y es que para que los datos beneficien a la sociedad, la economía y el medio ambiente, deben poder fluir entre máquinas en diferentes organizaciones, lo que conllevaría que las organizaciones pudieran tomar mejores decisiones y que los gobiernos diseñaran políticas más efectivas. Cuantos mejores datos se tengan, más se podrá evaluar la forma en que funcionan las políticas, analizando las consecuencias previstas y no previstas.
Prosigue la responsable de Políticas del ODI que “tener acceso a datos de calidad, con la confianza de que son confiables, permite a los formuladores de políticas tomar decisiones estratégicas sobre la mejor manera de utilizar el dinero de los contribuyentes y los recursos nacionales para ayudar a las personas que más lo necesitan. Cuantos más datos tengamos, mejor será la calidad de los datos, y cuanto más podamos superponer conjuntos de datos y vincularlos, más podremos informar y dar forma a las políticas para abordar los problemas de manera efectiva”.
Y concluye que “como ha dicho antes el ODI, es realmente importante que el gobierno abra los datos y que cambiemos a un punto de vista en el que los datos se vean como una infraestructura pública. Cuando se trata de políticas, lo que se mide se hace. Por ello, en el ODI continuaremos abogando por los datos abiertos, la garantía de datos y mejores habilidades y conocimientos de datos para todos.
El Open Data Institute
El Open Data Institute (ODI) es una institución sin ánimo de lucro fundada en 2012 por sir Tim Berners-Lee, conocido por ser el padre de la World Wide Web, y sir Nigel Shadbolt, profesor de Ciencias de la Computación en la Universidad de Oxford. Tiene como misión colaborar con empresas y gobiernos para la construcción de un ecosistema de datos abiertos que sea confiable y que beneficie a personas, empresas, gobiernos y sociedad civil, aumentando los flujos de datos, mejorando las habilidades y capacidades y fomentando la innovación.
La ODI, dando respuesta a los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por la ONU, aboga y apoya prácticas que aumenten la confianza y la honradez, incorporando aquellas consideraciones éticas que influyen en cómo se recopilan, gestionan y utilizan los datos, y cómo se garantiza la equidad en torno a quién puede acceder a ellos y cómo se utilizan.
Sus ámbitos de influencia son las políticas, participando en las decisiones de los gobiernos para crear un ecosistema de datos que sea accesible y útil para la ciudadanía; las empresas, ayudando a desarrollar una infraestructura de datos ética y equitativa; las organizaciones filantrópicas y que otorgan ayudas, apostando por la construcción de una infraestructura de datos que beneficie a todos; y los gobiernos, instituciones dedicadas a la investigación, organismos públicos y sociedad civil, buscando garantizas que puedan beneficiarse de una mejor infraestructura de datos.
Biografía de Resham Kotecha
Antes de trabajar en el Open Data Institute, Resham Kotecha trabajó como jefa de Políticas en Wise, empresa FinTech que cotiza en el FTSE (índice bursátil que integra las cien mayores empresas cotizadas en la Bolsa de Valores de Londres), liderando el trabajo de políticas públicas en Europa, Oriente Medio y África. La actual responsable de Políticas del ODI ha sido especialista en este ámbito durante más de una década, trabajando como directora en el UK Anti-Doping (organismo británico de lucha contra el dopaje en el deporte) y como asesora económica de un parlamentario y ministro.
Fue designada por la Oficina del Gabinete como Comisionada de Movilidad Social, y desempeña las funciones de jefa de contratación de Women2Win, organización que lidera la campaña para elegir más mujeres conservadoras al Parlamento británico; y de fideicomisaria de la Fawcett Society, organización benéfica del Reino Unido que lucha por la igualdad de género y los derechos de la mujer; y forma parte de la junta directiva del John Smith Centre, institución que busca promover la confianza en la política y el servicio público.
Licenciada en Economía por la Universidad de Cambridge, Resham ha escrito para The Times, el Centro de Estudios Políticos y el Huffington Post pronuncia con regularidad conferencias políticas. Además, ha sido reconocida como ‘Global Shaper’ (jóvenes en el centro de la construcción de soluciones, la formulación de políticas y el cambio positivo en sus comunidades y el mundo) por el Foro Económico Mundial por su trabajo político para tratar de lograr un Parlamento más representativo.