

El uso racional de los recursos hídricos responde a una creciente preocupación y concienciación medioambiental, ligada al carácter estratégico del agua.
En el nuevo contexto político e institucional de la Unión Europea, existen dos grandes bloques de políticas determinantes para la agricultura de riego en España. Por un lado, la Política Agraria Común (PAC) y las políticas ambientales están, de manera creciente, fomentando la protección del medioambiente y de los recursos naturales. Por otro lado, la Directiva Marco del agua (DMA), que requiere el buen estado ecológico de todas las masas de agua y la recuperación de todos los costes de suministro de los servicios del agua, tiene una repercusión directa sobre la agricultura de riego en todas las regiones y sistemas agrarios. Es muy probable que estas políticas resulten en cambios significativos del paradigma actual de la agricultura de regadío en Andalucía. Así, se puede esperar una reducción del consumo de agua, una mejor utilización de los recursos hídricos y un mejor uso del suelo, con importantes impactos sobre la gestión del territorio.
En el contexto de políticas europeas es especialmente necesario para el futuro de la agricultura de riego, la coordinación de las políticas de gestión de agua con las políticas agrarias. Ambos tipos de políticas están diseñadas para preservar la sostenibilidad de los recursos y espacios naturales, de agua y tierra, así como para la protección del medioambiente y de la biodiversidad. Igualmente, la política agraria europea, común para todos los estados miembros, incluye de forma creciente, objetivos específicos y condicionantes de protección de los recursos naturales y la biodiversidad en territorios y sistemas agrarios concretos.