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Resumen de la publicación
Nacida en Brasil, Maria Thereza Alves (São Paulo, 1961) estudió en los Estados Unidos y ha vivido en Cuernavaca, Bruselas, Berlín y el sur de Italia. De manera genérica, Alves define su práctica artística en los siguientes términos: "Mis obras investigan fenómenos sociales y culturales que cuestionan lo que pensamos que sabemos y quién pensamos que somos y se centran en dónde estamos y en quién somos, realmente, en este momento". El largo camino a Xico es una exposición retrospectiva «de media carrera» que repasa su trayectoria a través de una selección de obras que se remontan a 1991. Maria Thereza Alves es una artista pionera en el debate poscolonial que se formó en Nueva York en los años 80 (adonde emigró de niña con sus padres); primero en la prestigiosa escuela Cooper Union y después en el seno de distintos proyectos independientes del Lower East Side, como la galería Kenkeleba, que representaron una escena «alternativa a lo alternativo», cuando los artistas indígenas, latinos o afroamericanos sufrían la marginación del establishment cultural. Su obra responde, por tanto, a una tradición conceptual diferente, vinculada a figuras como Jimmie Durham, David Hammons o Juan Sánchez, activos en Manhattan en aquellos años. Alves mantiene con el país en el que nació una relación contradictoria que se debate entre sus afectos y la rabia que le provoca la historia colonial, el exterminio de los pueblos indígenas y la devastación del medio natural, llevada a cabo por la metrópoli portuguesa, primero, y por el propio estado brasileño y sus clases dirigentes, después. Esta discrepancia es el motor que la condujo a participar en la fundación del Partido Verde brasileño -en 1986- y a dedicar su obra a investigar este tipo de cuestiones en contextos tan diversos como Bélgica, Brasil, México, Francia, Reino Unido o Senegal. Desde el punto de vista de los medios artísticos, su trabajo es radicalmente conceptual y antiformalista. La apariencia de sus obras se define siempre según los contenidos; en ocasiones resultan sobrias y rigurosas, casi científicas, como sucede en el proyecto Seeds of Change, mientras que en otras cambia de registro y se apropia de manera festiva de los lenguajes de la cultura popular – especialmente en El retorno de un lago. Este último proyecto –en el que trabajó intensamente entre 2008 y 2012 y fue comisionado por dOCUMENTA (13)– es precisamente el núcleo de la exposición El largo camino a Xico, debido a su profunda conexión con España. El retorno de un lago cuenta la historia del valle de Xico, un municipio en la periferia de la Ciudad de México situado junto a uno de los lagos que, en tiempos, formaron parte de la capital del imperio azteca. A finales del siglo XIX, el emigrante asturiano Íñigo Noriega llegó a Xico y desecó el lago, cerrando así un ciclo de destrucción ecológica y marginación social que comenzó con la llegada de Hernán Cortés y sus soldados. A través de esta obra y otras 17 que la contextualizan, Maria Thereza Alves nos propone un debate en torno a dos cuestiones que son cruciales para la cultura contemporánea y para España en particular: la necesidad de desarrollar una nueva sensibilidad hacia la naturaleza, por un lado, y la urgencia de reescribir la historia colonial, por otro. Dos tareas que, sin duda, encuentran en la isla del Guadalquivir en la que Colón fue enterrado y en la que su hijo plantó un centenario ombú, cuya sombra todavía nos cobija, el lugar ideal desde el que repensar, "dónde estamos y quiénes somos, en este momento".