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Autoría: Esther Peñas
Publicado en: Ethic
Entrevista de Esther Peñas a Samir Nair el politólogo, filósofo y sociólogo que acaba de publicar su último ensayo, ‘Europa encadenada’ (Galaxia Gutenberg), en el que analiza el resquebrajamiento de la Europa social, obsesionada, a su juicio, con las políticas de austeridad «radicalmente antisociales». También denuncia la necesidad imperiosa de que la Unión Europea tenga una única voz en asuntos cruciales (su postura ante Gaza o frente a Trump, por ejemplo) y propone un nuevo Plan Marshall para con los países del sur.
A lo largo de la entrevista se comenta la carencia de una identidad europea que pudiera servir de motor para alcanzar "la unidad política de pertenencia común" que, nació con el desarrollo del proyecto europeo impulsado tras la II Guerra Mundial con el propósito de que los países de la zona no volvieran a entrar entre sí en un conflicto bélico, y tiene que ver con el cambio geopolítico. La idea se impuso, a sabiendas de que las poblaciones europeas no tenían un tejido cultural ni nacional común para crear una identidad europea, y los intereses políticos, económicos y sociales de los modelos de los países que la integraban eran diferentes.
Las poblaciones europeas comparten históricamente dos características esenciales: la tradición cristiana y la humanista, pero estos dos rasgos no bastan para construir una identidad. Por otra parte, afirma Samir Nair, no hay democracia a nivel europeo. Tenemos un Parlamento desde 1952, pero no tiene capacidad de hacer la ley, ni siquiera propuestas de ley, solo puede aceptar o no las propuestas de la Comisión, y la Comisión no ha sido elegida por los europeos sino de manera indirecta, ya que la eligen los gobiernos, y funciona de manera autónoma, no democrática. Los ciudadanos no conocen a los comisarios, a los dirigentes, y así es imposible identificarse con las instituciones europeas. Y si no hay pertenencia, no hay un vínculo posible.
En cuanto a políticas sociales Nair indica que hasta 2005 hubo un desarrollo social bastante intenso, pero ya está desapareciendo y se está produciendo una privatización a gran escala, de hospitales de institutos, de universidades, de residencias de mayores… La lógica imperante de la UE es la privatización del vínculo social, como en Estados Unidos. En definitiva, Europa está viviendo una situación dramática, y tenemos que construir una Europa política y social, y hacer del Parlamento Europeo un recinto de soberanía.