

Autoría: Rafael Cornejo, Antoni Estevadeordal, Ernesto Talvi
Publica: Real Instituto Elcano
Fecha: 19 de junio de 2025
Ante la creciente rivalidad geopolítica y el proteccionismo de EEUU, la UE está rediseñando su arquitectura comercial global para reforzar su seguridad económica y la resiliencia de sus cadenas de suministro, intensificando la expansión y modernización de su red de tratados de libre comercio (TLC).
América Latina y el Caribe (ALC) destaca como un socio fiable y afín al tiempo que es económicamente complementario ya que ofrece precisamente lo que la UE más necesita, materias primas críticas –como litio y cobre–, y abundantes fuentes de energías renovables esenciales para la transición verde y digital. Por su parte, la UE posee el capital, la tecnología y el know-how para promover el desarrollo de cadenas de producción birregionales de alto valor añadido.
Una vez ratificado el acuerdo UE-Mercosur, la red de acuerdos comerciales de la UE con ALC cubrirá el 97% del PIB regional, muy por encima de la cobertura de EEUU (44%) y China (14%). Sin embargo, la fragmentación de los regímenes de origen actuales impide combinar insumos de distintos países para beneficiarse de las preferencias arancelarias, limitando la creación de cadenas de valor birregionales.
Para superar esa fragmentación se propone la adopción de un “protocolo común” que sería la base normativa para implementar un sistema de “acumulación diagonal flexible” y se incorporaría como un anexo a los acuerdos vigentes entre la UE y países o bloques de países de ALC, sin necesidad de renegociarlos.
Esta propuesta sería el punto de partida para la creación de un espacio económico birregional integrado UE-ALC, que abarcaría 1.100 millones de personas y un PIB comparable al de EEUU, espacio que permitiría incrementar hasta un 70% el comercio birregional y un 40% el comercio intrarregional, y facilitaría la articulación de cadenas industriales birregionales de alto valor añadido.