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Resumen de la publicación
Nuestra pretensión es, como siempre, compartir reflexiones, consideraciones y propuestas, y ofrecer estímulos para la reflexión y, eventualmente, la adopción de decisiones políticas de carácter económico y social que incidan en el gobierno de estos procesos de cambio en favor del mejor futuro económico y social de la ciudadanía andaluza.
Ahora que cerramos el Informe sobre la Situación Socioeconómica de Andalucía 2020, parece oportuno valorar nuestro inventario de logros y fracasos, y de formular adecuadamente los retos y desafíos que como sociedad tenemos planteados, huyendo tanto del pesimismo paralizante como del optimismo complaciente. De que acertemos en los diagnósticos y en las propuestas, y de que estemos dispuestos a comprometernos en participar, desde la ciudadanía activa, en los procesos de diálogo social de los que dimanen respuestas compartidas, dependerá, en buena medida, que este año sea recordado como el más serio sobresalto de este turbulento siglo, cuya moraleja aprendimos, o como la antesala de lo que estaba por venir y no supimos ver.
A veces la vida nos regala la oportunidad de consignar un milagro trivial en el que no suele repararse hasta después que ha pasado: la experiencia de compartir un quehacer creyendo en él, y eso es lo que ocurre en el Consejo Económico y Social de Andalucía, donde creemos en el significado y las posibilidades de la construcción de respuestas por parte de las instituciones que encauzan el diálogo político y social, pues, después de todo, son los instrumentos más preciados de que disponemos para realizar la idea de democracia participativa. Con más razón aún que en años anteriores, me atrevo a recordar que hay tareas para las que son necesarias todas las manos, y la sociedad andaluza y su gobierno cuentan con la expresa oferta de todos los esfuerzos de quienes integramos esta institución de autogobierno, y no solo por deber legal, sino porque es nuestro compromiso ético y cívico.