

La preocupación por mejorar las aportaciones de la innovación a la competitividad ha justificado, en nuestro país como en otros, todo un catálogo de medidas: subvenciones, incentivos fiscales, patentes, compras públicas, políticas de difusión, etc. Sin embargo, la discusión en torno a las instrumentos ideales a aplicar en cada caso, y aún más en lo que se refiere al propio diseño de dichos instrumentos, sigue viva. El presente trabajo reconoce oportunamente esa fuente de controversia y se introduce en el debate en torno a la procedencia de las medidas financieras de apoyo a la I+D empresarial, centrándose en particular en las desgravaciones fiscales.