Jesús Nazareno. Iglesia de Santa María. Cádiz

Información general

Tipología
Escultura
Provincia
Cádiz
Municipio
Cádiz
Autoría

Andrés de Castillejo

Cronología
1590-1602. Cabeza; 1707-1713. Manos; 1938. Cuerpo
Dimensiones
156 x 58 x 98 cm. Sin peana
Material
Pino. Cabeza
Cedro. Cuerpo y manos
Observaciones

La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución
 

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Datos históricos

La cofradía de Jesús Nazareno de Cádiz se creó probablemente entre 1590 y 1598 en el convento de Nuestra Señora de los Remedios. En el siglo XVII se trasladó a la iglesia conventual de Santa María, su actual sede. La imagen titular data de los primeros años de la hermandad, según denotan sus rasgos estilísticos, propios de un autor de formación manierista. Desde el siglo XIX se ha venido atribuyendo su autoría, sin suficiente base, al pintor italiano asentado en Cádiz a fines del siglo XVI Jácome Velardi. En la intervención que ahora se describe se halló en el interior de la cabeza un fragmento de papel pegado a la madera con la firma del autor, donde se puede leer “Andres de Ca[...] f[ecit]”. Podría tratarse de Andrés de Castillejo, artista nunca antes documentado en Cádiz, aunque sí en Sevilla.


La imagen ha sufrido modificaciones muy profundas en diversas épocas. En un principio, tanto la fisonomía de su cuerpo como su cabellera estaban tallados por completo. Una importante reforma consistió en retallar la cabellera para colocar una peluca de cabello natural, como la que todavía luce, motivo por el que popularmente se le conoce como “el Greñúo”. También hay constancia de que entre 1707 y 1713, posiblemente coincidiendo con el cambio en la cabellera, se le sustituyeron las manos originales por las actuales. Y aún habría de soportar una nueva alteración de envergadura a raíz del asalto que padeció el convento de Santa María en marzo de 1936. En esta ocasión la talla fue arrojada al suelo desde su camarín; el cuerpo, con las piernas, fue quemado junto con numerosas piezas artísticas de interés, mientras que la cabeza y los brazos fueron recogidos por algunas personas. En 1938 el escultor Antonio Bravo, profesor de la Escuela de Bellas Artes de Cádiz, se hizo cargo de la reconstrucción de la imagen, a la que alteró la fisonomía y dotó de un nuevo cuerpo y una nueva policromía.


El Nazareno porta una cruz de carey de mediados del XVII con una orla de plata en los cantos donada en 1773.

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Estado previo

La estructura de madera de la imagen presentaba múltiples problemas derivados de los sistemas de sujeción del Cristo y de la cruz, sometidos periódicamente a tensión durante la procesión de Semana Santa. Tres barras de hierro atornilladas por un extremo al suelo de la peana y por el otro a la cintura contribuían a garantizar la estabilidad de la escultura, sujeta también por los pies mediante un tornillo pasante que penetraba por el pie adelantado hasta una tuerca embutida a la altura del tobillo y por dos tornillos de rosca para madera en el otro pie, éstos en muy mal estado.


Durante la salida procesional, la cruz, que va colocada con el travesaño largo totalmente en horizontal, se sujetaba con dos tornillos a sendas tuercas situadas en el omóplato izquierdo y el vientre respectivamente. Cada tuerca iba soldada a una pletina fijada al cuerpo mediante tornillos. Los movimientos del “paso” produjeron la separación de piezas en toda la escultura, cuyos ensambles eran, en algunos casos, de factura claramente defectuosa.


El sudario había sido cepillado por la parte posterior porque, al parecer, sobresalía demasiado al colocarle la túnica. La mano derecha tenía varias falanges rotas y mal pegadas, y el pie derecho también se había roto y pegado recientemente. El adhesivo utilizado fue, según la hermandad, una resina epoxídica. La cabeza estaba llena de agujeros pequeños de colocar antiguamente una corona de espinas y tres agujeros grandes, dos de ellos tapados con espigas, de unas potencias. Y en distintos puntos del brazo izquierdo se localizaban ataques de hongos de pudrición parda, hecho que podría estar relacionado con la noticia de que en el año 36 la cabeza y una de las manos fueron escondidas en una cesta en el interior de un pozo.


Los análisis efectuados permitieron constatar que, bajo la capa más moderna de policromía existía otra más antigua en algunas zonas de las manos y cara, con una preparación elaborada con carbonato cálcico. En las radiografías se advertían abundantes pérdidas en esta capa de preparación. En las manos y brazos aparecía una segunda capa de estuco, aplicada en 1938 para policromar por completo unificando con el color del resto del cuerpo. También se observaban repintes de óleo con intención de disimular las roturas de los dedos. El rostro estaba asimismo repintado, aunque directamente, sin preparación superpuesta.


El Nazareno se expone en besapié todos los viernes en el interior de su camarín. Antes de la restauración se le aislaba del público con un vidrio anterior y otro posterior que permitía asomar el talón derecho. Éste, muy ennegrecido, había perdido casi toda su policromía y capa de preparación debido al roce constante de los fieles. Por otra parte, las condiciones de exposición habían favorecido la proliferación de hongos en los pliegues del sudario y en los perfiles de las grietas.

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Descripción de la intervención

El proyecto de restauración fue previamente aprobado por una comisión integrada por representantes del Obispado de Cádiz y la Hermandad del Nazareno además de por técnicos de la Delegación de Cultura de Cádiz. Dada la preocupación por no alterar significativamente la apariencia de la imagen, los trabajos de fijación necesarios en el rostro no fueron llevados a cabo con colas animales, calor y presión, sino con resina sintética aplicada cuidadosamente mediante inyección, sin presión.


Tras una previa protección se desmontaron los pies metálicos que sujetaban la escultura y se procedió a la separación de las piezas adheridas inadecuadamente o despegadas existentes en la mano y pie derecho. En la cabeza se eliminaron los clavos oxidados y se sustituyeron por espigas de haya. Al remover unas cuñas de madera que taponaban orificios de antiguas potencias, se pudo observar un hueco existente en el interior de la cabeza. Fue entonces cuando se descubrió el pequeño documento de autoría de la talla.


Las zonas con problemas de pudrición se resanaron eliminando la madera afectada e inyectando consolidante con biocida. En grietas y ensambles se inyectó cola sintética o cola animal, según si se había eliminado previamente la cola cristalizada o no, se aplicaron gatos mecánicos y se reforzaron las uniones con espigas. Los tres pies de hierro se reemplazaron por otros del mismo diseño en acero inoxidable mejorando la dirección de anclaje. También se cambiaron todos los tornillos y se aplicó un tratamiento antioxidante a los anclajes de la cruz.


La limpieza se adaptó a los requerimientos de las distintas partes de la escultura. En el cuerpo y piernas, en que la policromía se removía al aplicar cualquier disolvente, se decidió limpiar con goma suave y usar disolventes solo en los pies, que acumulaban gran cantidad de polvo, humo y cera. En los brazos se comenzó a retirar el estuco moderno, bajo el cual aparecía la policromía original en manos y muñecas con algunos repintes que hubo que eliminar. Más allá de las muñecas aparecía la madera, bien porque originalmente solo se policromaron las partes vistas, o bien por haberse quitado la policromía en algún momento. Por tal motivo, en esa zona se dejó de levantar el estuco. Por último, en la cabeza, tras realizar catas donde se podía apreciar la policromía original bajo los repintes, se respetó la decisión de la hermandad de no limpiar, salvo en la cabellera y el cuello. En los párpados se retiraron adhesivos y rellenos amorfos de cera y se sustituyeron las pestañas.


Se reintegraron los volúmenes con pasta de madera en los huecos, perforaciones y fisuras existentes, se estucaron las faltas de preparación, con excepción de la zona del talón derecho, testimonio de la devoción del besapié, y se efectuó una reintegración cromática, para la que se adoptó un criterio imitativo. Tras lo cual se aplicó una capa de protección.


La imagen se colocó en una nueva peana previamente tratada contra los xilófagos. Por parte de la hermandad se eliminó el cristal que cerraba el camarín al exterior, medida que garantiza una mejor renovación del aire y limita el deterioro que sufre la imagen a consecuencia del culto.
 

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
Adjudicatario/s
Constantino Rodríguez Méndez
Periodo de ejecución
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Inversión
9.985,68 euros
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