Retablo de la Encarnación. Mezquita-catedral de Santa María de la Asunción. Córdoba
Información general
Pedro de Córdoba
La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución
Datos históricos
El retablo de la Encarnación se encontraba en el momento de comenzar la restauración en uno de los machones correspondientes al muro de cerramiento de la parte de la mezquita ampliada por Alhaquen.
Se compone de una sola pintura sobre tabla que representa la Encarnación y un marco arquitectónico gótico en madera policromada con guardapolvos. La tabla está firmada por “pedro de cordova pī tor”. En una cartela situada en su borde inferior se lee: “Esta obra e rretablo mando faser diego sanch[e]s de castro canonigo desta igl[es]ia [...] acabose a XX dias de março año de MCCCCLXXV años”.
La pintura presenta una compleja composición. En primer término se sitúan ocho figuras de diferente tamaño, minuciosamente tratadas, que descienden hacia el punto medio de la tabla. Las dos del centro son los donantes: uno -el canónigo Juan Muñoz- presentado por San Juan Bautista, San Lorenzo y San Pío; otro -el canónigo Diego Sánchez de Castro-, por Santiago, San Ivo de Bretaña y Santa Bárbara. Cada una de estas figuras está perfectamente caracterizada e identificada. La escena principal tiene lugar en un elegantísimo interior, en el que mobiliario, bandejas, jarra de azucenas y otros enseres son tratados con la minuciosidad propia del arte flamenco.
Durante la restauración salió a la luz una pintura mural con el Bautismo de Cristo de finales del siglo XIV, que había quedado oculta por el retablo. Éste ha sido ubicado, tras la intervención efectuada, junto a la entrada del tesoro.
Estado previo
El mal estado de conservación que presentaba la obra se debía en parte a intervenciones anteriores en las que se habían colocado piezas nuevas y realizado numerosos repintes, que afectaban tanto al soporte como a los estratos pictóricos y ocultaban la policromía original.
Además se apreciaban fisuras y daños provocados por los insectos xilófagos; falta de adhesión y desprendimientos de preparación; levantamientos generalizados de la capa pictórica, con algunas pérdidas de materia, y abundantes faltas en el marco, de cuyo dorado original solo quedan pequeños restos.
Descripción de la intervención
Después de realizar catas y fotografías y proteger la capa pictórica con papel japonés, se desmontó la tabla y se desclavó el marco.
Se limpió el soporte de madera de la pintura, se desinsectó y, a continuación, se procedió a su consolidación, utilizando diferentes métodos según la zona a tratar. Se aplicó un reforzamiento a base de cuñas, relleno de cola y serrín de madera y se completó con un relleno de estopa encolada. Donde la madera había sufrido un mayor ataque de carcoma se utilizó un pequeño embarrotado.
Previo el desempapelado de protección de la superficie pictórica, se fijaron las zonas con peligro de desprendimiento. La eliminación de los repintes fue una operación muy laboriosa debido a los diferentes tipos que presentaba (veladura de tonalidad ocre, negro para los contornos y facciones de los personajes, betún de judea, lacre, etc.). Se realizó una limpieza más exhaustiva mediante medios mecánicos y químicos, se estucaron las lagunas y se reintegró el color con acuarela y en varios puntos con pigmentos aglutinados con barniz. Las lagunas de mayor tamaño, especialmente el manto del ángel y el manto de la Virgen, se reintegraron con la técnica del rayado. Finalmente se aplicó una capa de protección.
El marco también se limpió y desinsectó e igualmente se eliminaron sus repintes y añadidos. Fue necesario reponer las piezas que faltaban, para lo cual se utilizó pino de Flandes. Una vez reintegradas las faltas de preparación, se doró y se le aplicó una pátina.