La inseguridad alimentaria: un acuciante problema en África

Andalucía, 16/08/2022
ODS 2. Hambre cero

Con una población que supera los 1.300 millones de habitantes (el 15% de la población mundial) África ha estado en los últimos años entre las regiones de más rápido crecimiento económico global, con un aumento de los niveles de desarrollo que han repercutido directamente en la mejora de las condiciones de vida de las sociedades africanas a través de un mayor acceso a la salud y a la educación, así como al empleo. Sin embargo la irrupción en 2020 de la pandemia de covid-19 revirtió dichos avances, haciendo retroceder progresos ya consolidados en materia de atención sanitaria, educación, reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria.

A estos retrocesos se ha sumado en 2022 la crisis derivada del conflicto de Ucrania que supone una amenaza por la exponencial subida de los precios de los alimentos, lo que está favoreciendo el aumento tanto de la inseguridad alimentaria como de la pobreza, teniendo en cuenta que la mayoría de los hogares africanos gastan la mayor parte de sus ingresos en alimentos, en mayor medida que en cualquier otra parte del mundo.

Si el precio de los alimentos sigue subiendo, África corre el riesgo de llegar a un estado de pobreza multidimensional, en el que la población más desfavorecida, que ya de por sí carece de una adecuada seguridad alimentaria, no podrá permitirse una sola comida diaria, aumentará la malnutrición y descenderán los niveles de consumo, tal y como está sucediendo en la actualidad. Según la ONU, más de 250 millones de personas en África podrían verse abocadas a la pobreza extrema en este año 2022.

En este contexto, gran parte de las acciones de cooperación articuladas desde la Agencia Andaluza de Cooperación para el Desarrollo (AACID) en los 9 países de África menos avanzados han buscado garantizar la seguridad alimentaria de la población más vulnerable, siendo un claro ejemplo, el Proyecto de cooperación directa con la administración senegalesa de consolidación del PCRID2 que da continuidad al Proyecto de Contribución al Fortalecimiento de las intervenciones en Desarrollo Rural en la Región de Saint Louis, y cuya ejecución finalizó en mayo del pasado año.

El proyecto reforzó las capacidades de los productores de cebolla, mejoró la calidad de la producción y dotó a la producción de una denominación de origen. 

La población del Gandiolais vio mejoradas  sus condiciones de vida de gracias al aumento de sus ingresos, las agrupaciones de productores se vieron beneficiadas con distintas formaciones técnicas sobre producción sostenible de cebolla, aplicación de buenas prácticas agronómicas y modernización de sistemas de drenaje y regadío, además de otras acciones como la rehabilitación de pozos, la instalación de mini perforaciones, la dotación equipamientos y materiales, así como la dotación de un fondo de apoyo a la comercialización. 

Son de destacar las actividades de trasferencia de tecnologías que se desarrollaron en colaboración con el instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba (entidad dependiente del CSIC) que realizaron intercambios de experiencia con la Universidad Gaston Berger y la Dirección Regional de Desarrollo Rural de Saint Louis.

A través de esta intervención fueron apoyadas a dos uniones de agrupaciones de productores de la zona del Gandiolais, constituidas por 15 agrupaciones cada una, siendo el número estimado de beneficiarios directos de 280 (50% mujeres).

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