[LARPSICO] La ordenación de la jornada laboral, una clave para el bienestar psicosocial de las personas, según un nuevo Estudio
En medio del debate sobre la reducción del tiempo de trabajo semanal a 4 días, en España, un 54% de la población trabajadora ha visto su jornada incrementada desde que comenzó la pandemia, según se destaca en la Guía del Mercado Laboral 2021 publicada por Hays.
El estudio detecta, no obstante, una ligera reducción en la cantidad de horas extraordinarias, si bien, en contrapartida, constata el aumento del porcentaje de horas que se ejecutan sin percibir compensación (económica o en tiempo de descanso). De manera que, mientras que en el año 2019 el 56% de las personas encuestadas manifestaban que realizaban horas de más sin remunerar, este porcentaje creció hasta el 60% en el año 2020.
Fuente: Belén Trincado. El País (20 de enero de 2021). El teletrabajo ha ampliado las jornadas laborales.
Este aspecto no es nuevo. Según NordVPN -plataforma que permite realizar la actividad laboral en remoto y que monitoriza los tiempos de conexión de sus usuarios-, en España, Reino Unido o Francia se trabaja 2 horas más diarias desde que se implantó el trabajo remoto por motivos de la COVID-19. Se trata de un factor psicosocial muy relevante, esto es, tiene una notable incidencia en términos de gestión de la salud psicofísica de las personas trabajadoras.
El tiempo de trabajo como factor psicosocial de protección del bienestar, si se facilita un ajuste flexible para atender razones de interés personal y familiar de la persona trabajadora
En efecto, según como se ordene y gestione el tiempo de trabajo, no solo su duración, sino también la flexibilidad en su distribución puede actuar como un factor de protección, esto es, de mejora del bienestar psicosocial de las personas o, al contrario, como un factor de riesgo para la salud mental. Precisamente, en la primera dirección, se hallaría el acuerdo alcanzado en Bélgica. Este país acaba de aprobar en su ley de reforma del mercado laboral la jornada de 4 días, si bien sin reducción de la jornada semanal, bajo la justificación de que el mismo tiempo de trabajo, distribuido de forma más flexible y adaptada a cada persona, además de mejorar el bienestar de las personas al favorecer la conciliación de tiempos de vida.
Sin embargo, este aspecto de la reforma laboral de Bélgica está generando una gran polémica, porque no queda claro que trabajar más horas cada día para ampliar los días de descanso tenga un efecto benéfico, a medio y largo plazo, tanto en la productividad como en el bienestar de las personas trabajadoras. Los estudios disponibles apuntan más bien a lo contrario. Algunas empresas (ej. Apple) asumen este aspecto de la reforma laboral belga como un “problema añadido” a los ya derivados de la pandemia en relación con la libertad de empresa para organizar de forma productiva el tiempo de trabajo.
En realidad, el verdadero significado de este aspecto de la reforma laboral belga es reconocer una opción más a la persona trabajadora para organizarse su semana laboral. Con igual jornada semanal y mismo sueldo, las personas trabajadoras podrán acumular horas a lo largo de la semana para ganar un día de descanso adicional, aprovechándolo del modo que más le convenga. En consecuencia, es una variante de los sistemas de horario flexible (entradas y salidas adaptadas a las razones de conciliación de vida productiva y reproductiva).
En este escenario ambivalente, quizás resulte más adecuado desde la perspectiva del bienestar de las personas trabajadoras y su conciliación con el mantenimiento, incluso el aumento de la productividad, el modelo que auspicia el Gobierno español, basado en reducir la jornada semanal a 32 horas, sin reducción proporcional de salarios (lo que sí han hecho en algunas empresas españolas. Quienes defienden este nuevo modelo de ordenación de la jornada de trabajo razonan que la reducción de tiempo trabajado facilita que las personas se fatiguen menos, lo que mejorará su bienestar, también su rendimiento (trabajar con mayor motivación y capacidad, aun en menos tiempo, permite aumentar la productividad). Sin embargo, conscientes los poderes públicos de que, al menos inicialmente, pueden producirse costes adicionales, en España se acaba de relanzar el plan piloto para la semana laboral de 32 horas incentivadas, que plantea ayudas de hasta 3.500 € por persona trabajadora acogida (solo con contrato indefinido y a tiempo completo) a esta medida. El incentivo será mayor para las pequeñas empresas (mínimo 5 personas empleadas, máximo 250)
El tiempo de trabajo como factor de riesgo psicosocial en los entornos de trabajo, si sus modos de gestión terminan implicando aumento de la jornada y/o rigidez en su distribución para las razones de las personas empleadas.
En cambio, no atender a estas demandas de ajuste cuantitativo (reducción de la carga psicosocial que supone las jornadas prolongadas y continuadas) y cualitativo (distribución flexible del tiempo de trabajo para facilitar atender asuntos personales y familiares) está demostrado que constituye un notable factor de riesgo psicosocial para las personas. A raíz de la pandemia y las medidas adoptadas para afrontarla, numerosos países europeos han iniciado una senda de mayor investigación del impacto nocivo en la salud psicosocial o mental de los tiempos de trabajo, y sus modos de organización. En algunos países, como el Reino Unido (ha de recordarse que es uno de los países con jornadas diarias y semanales más prolongadas, pese a haber estado bajo los límites del marco comunitario del tiempo de trabajo) se ha constatado cómo los trastornos mentales constituyen la mitad de todas las enfermedades derivados del trabajo, como evidencia el gráfico siguiente.
Fuente: Health and safety at work. Summary statistics for Great Britain 2021 (pdf)
Este Informe, publicado por Health and safety at work de Reino Unido (pdf), destaca que el 70% de los nuevos casos de problemas de pérdida de salud mental relacionada con el trabajo son a consecuencia de la ansiedad y el estrés (aun relacionados, no deben confundirse (pdf)) que derivarían, entre otros factores, de las prolongadas jornadas de trabajo. Con una frecuencia creciente estos problemas incluso se convierten en problemas de trastornos mentales mucho más graves, como la depresión.
Desde luego, así sucede con más intensidad en los casos más extremos. Como el de las diversas empresas tecnológicas chinas que adoptan -realmente, aunque no formalmente, entre otras cosas porque la justicia china lo tiene por ilegal- el sistema de trabajo '9-9-6', la “letal jornada de 72 horas semanales”. Afortunadamente, cada vez son más “repudiadas”, con pérdida de valor reputacional importante, este tipo de jornadas insufribles.
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