[LARPSICO] Absentismo y salud psicosocial laboral: las bajas de jóvenes casi se duplican en 5 años
Que la adolescencia y la juventud son sectores de la población especialmente vulnerables a los problemas de salud mental es una evidencia. Lo reafirmaría un estudio reciente de la Universidad de Sevilla (Barómetro de Opinión de la Infancia y la Adolescencia 2023-2024), según el cual, 4 de cada 10 personas de esta edad juvenil manifiestan tener problemas de este tipo.
Entre los factores de riesgo están:
- la baja autoestima
- el consumo de alcohol y otras drogas
- tener problemas de salud física y
- los entornos de dificultades económicas.
Este barómetro de opinión sobre salud mental presta atención al uso de las redes sociales (el 98,5% las usan). La mayoría no considera su uso para informarse sobre la salud mental, pero más de la mitad reconoce que no pediría ayuda de padecer problemas de salud mental por el estigma que supondría en su vida y entornos. El estudio demanda mayor intervención en los entornos educativos, así como sanitarios, para erradicar el estigma y los prejuicios, y al mismo tiempo para mejorar el bienestar emocional y mental de la infancia y de la juventud.
Menos frecuente es aproximarse a la cuestión de la salud mental y edad juvenil en los entornos de trabajo. El Día Internacional de la Salud Mental, que en 2024 prioriza la interacción con los lugares de trabajo, ha propiciado este tipo de análisis. Así, en un contexto global en que las bajas laborales por motivos de salud mental se han duplican desde la pandemia, siendo de más duración (doble de la media), también las bajas de jóvenes mantienen esta progresión.
Concretamente, en estos 5 años el incremento de las bajas de personas entre 16 y 35 años se habría situado en torno al 90%, lo que convierte a este rango de edad en unos de los que acumulan mayor número de bajas por motivos de salud mental. No cabe duda de que el horizonte de máxima digitalización de los entornos de trabajo y la conectividad permanente, que será mayor en los colectivos de la población laboral más jóvenes, esta progresión parece que irá a más, requiriendo la mayor atención a cuestiones tales como la desconexión digital y la capacitación en usos razonables de los equipos telemáticos. La mayor inseguridad jurídica en su empleo también actuará de factor estresante y, por tanto, propiciador de un riesgo de caer en situaciones de ansiedad, estrés e, incluso, depresión (pdf).
El problema tiene consecuencias humanas de primer orden, pero también de índole económico, para las empresas y para la sociedad en general. Si la OMS, en un plano mundial, alerta del elevadísimo número de horas laborales que se pierden por este tipo de bajas, en España ese problema aparece hoy en el primer plano del debate político y económico-social, y no es casual. Así lo prueba la reciente -y polémica- propuesta del Gobierno.
En efecto, el Ministerio de Seguridad Social e Inclusión, ante el crecimiento muy significativo de las bajas laborales en general (gráfico) y de su alto coste para el sistema de seguridad social, propone cambios en la regulación de la incapacidad temporal (IT), en forma de lo que denomina una “baja flexible”. La idea es facilitar la incorporación de personas al trabajo tras bajas laborales, muy en especial cuando son de larga duración, entre las que destacan, como se ha dicho, las asociadas a los factores de riesgo psicosocial.
Por supuesto, no es objeto de esta entrada analizar las virtudes o insuficiencias de la iniciativa gubernamental, en este momento en estado muy embrionario, además. Nuestra pretensión es solo poner de relieve la existencia del problema y la necesidad de buscar soluciones, más centradas en la erradicación de las causas que en las consecuencias de tipo económico, aunque éstas sean relevantes, por supuesto.
En esta dirección, como ya un creciente número de convenios colectivos está recogiendo (también a instancias de la hoja de ruta del V Acuerdo de empleo y de Negociación Colectiva -VAENC-, que insiste también en favorecer los planes de reincorporación o retorno en las empresas), es necesario adoptar medidas de concienciación y formación. Entre ellas se encuentra la campaña 'Trabajar sin máscaras, emplear sin barreras', cuyo fin es persuadir a las empresas de la importancia del cuidado y promoción del bienestar emocional en el ámbito laboral, evitando el estigma que ha venido pesando sobre las personas que padecen las patologías más graves de este tipo (no conviene confundír los trastornos psicosociales de las enfermedades psiquiátricas). Al respecto, cada vez más empresas asumen estas necesidades, si bien siguen siendo pocas (24%)
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