Iglesia de Santiago, Carmona (Sevilla)
Información general
Descripción del bien
La Iglesia de Santiago es de planta basilical de tres naves con otros tantos ábsides poligonales y torre a los pies, totalmente abovedada, de crucero en las cabeceras, de cañón con arcos fajones y lunetos en la central y de aristas en las laterales, sobre las que se halla parte de la antigua armadura mudéjar original policromada.
En la separación entre naves tiene cuatro pilares, no habituales, ya que sus frentes más estrechos terminan en medias columnas. Esto se da en otras iglesias de Carmona y la campiña, aunque tampoco faltan antecedentes almohades o probablemente califales.
En la nave central el ábside, construido con fábrica de ladrillo, se cubre con bóveda de ocho nervios y tramo rectangular delantero, teniendo en sus tres paños centrales ventanas muy alargadas tapiadas, geminadas, alancetadas y treboladas superiormente de traza muy primitiva. Un retablo atribuido a Bernardo Simón de Pineda, de madera de cedro y borne, oculta la arquitectura del frente del ábside de la nave central cegando su iluminación natural original.
Ya bastante posterior es el sagrario, con un relieve del Cordero Místico, sin duda procedente de una reforma verificada en el período rococó.
A través del presbiterio se accede al camarín de la Virgen de Belén construido en el siglo XVIII. Los Púlpitos, que poseen tornavoz ricamente decorado con motivos de rocalla, son del siglo anterior.
El camarín presenta planta trilobulada y se cubre mediante linterna, con yeserías de hojas de cardo y florecillas que ornamentan su interior, muy próximas a las de algunas obras de Leonardo de Figueroa.
A los pies de la nave central se encuentra el coro. El maestro escultor Francisco Ballestero realizó, entre los años 1678 y 1681, la sillería de coro y un facistol. Elevado en el frente del coro a la nave del evangelio se encuentra la tribuna del órgano construida por Juan de Herrera en el año 1712, órgano que fue sustituido posteriormente por el actual neoclásico, de principios del siglo XIX.
En la Nave Central oculta por la bóveda encamonada existe una armadura de par y nudillo en forma de artesa. En la solera apoyan canes pareados de perfil bilobulado, que sostienen trece tirantes dobles enlazados por bandas formando aspas. En los faldones y harneruelo la lacería se agrupa en tres grandes franjas, que se sitúan en los extremos y parte central de las alfardas, formando las típicas estrellas entalladas, dibujando tres grandes conjuntos ataujerado, es decir los tableros del fondo están enrasados con los peinazos, tema usual en los carpinteros mudéjares. El techo tiene policromía, en sus durmientes, ménsulas, tirantes, tablazón y restos de lacería, destacando el rojo, negro y blanco.
La torre esta adosada a los pies de la nave principal, con el primer cuerpo macizado -resto del antiguo alminar, sin confirmar- que obliga a que la entrada se haga sobre la terraza que cubre el portal de entrada, a la altura del óculo central de la iglesia, tras tomar una escalera de caracol exterior al cuerpo de la torre.
En el ábside de la nave del evangelio se aprecian restos casi ocultos de pintura mural en cerramiento y en las bóvedas de piedra. Estas pinturas suben por el frente de esta cabecera, por el piñón, hasta dentro del camaranchón entre cubierta y bóveda, lo que nos lleva a pensar que la posición de los pares actuales no es la original, habiendo sido desplazadas en altura desde la posición límite de la pinturas murales, que a su vez coincide con la moldura volada del muro interior, marcando la linea de guarnecido la antigua posición de la cubierta. Esta elevación de la cubierta puede ser debida al trazado de las bóvedas de aristas, cuyas cumbreras aún hoy invaden los durmientes de apoyo exterior de los pares.
Existen pinturas policromadas sobre las maderas estructurales de la cubierta oculta, por la bóveda encamonada de aristas, de la nave del evangelio y de la epístola, en pares, correas y tablazón de esta zona.
Datos históricos
Carmona ha pertenecido a cartagineses, romanos, visigodos y musulmanes, antes de que Fernando III la ocupara. No se puede por tanto reconocer en ella una ciudad de fundación, con un tejido urbano que obedece a una misma ideología y arquitectura, sino que es el poso de muchas formas de concebir y construir la ciudad, de lo que la iglesia de Santiago es buena muestra, hundiendo profundamente sus raíces en su historia.
A la Orden de Santiago, con el primer Repartimiento de la ciudad (1253), la encontramos localizada en el cortijo de Silvar como adjudicataria de una de las donaciones. En esta zona recibieron casas las Órdenes Militares. Así pues, no es coincidencia que en este sector surgiese una iglesia dedicada al Santo guerrero.
Dos terremotos pueden haber sido causantes de las reconstrucciones efectuadas en la iglesia. El del Viernes Santo del año 1504, del que se conoce que se abrieron grietas en el alcor sobre el que se asienta la ciudad, entre el Alcázar y el monasterio de Santa María de Gracia. Y el conocido como terremoto de Lisboa de 1755, del que sabemos que arruinó muchos edificios andaluces, contribuyendo a la reconstrucción de aquéllos dentro del nuevo estilo. Este fue tal vez el que provocó la reforma barroca tardía de las bóvedas encamonadas y el nuevo remate de los cuerpos superiores de la torre.
La iglesia dejó de ser parroquia, quedando como filial de la prioral de Santa María (1911) pasando al uso de la comunidad Salesiana que había instalado sus escuelas en una finca vecina. Unos setenta años duraron dichas escuelas de las que la iglesia fue capilla, hasta que se trasladaron durante el curso de 1970-71 a otro lugar. Este encapsulamiento de la iglesia por la mencionada escuela, oculta tras un alto cerramiento, la entrada principal de la iglesia y la torre al ciudadano de a pie.
El edificio también ha servido para alojar, desde principio del siglo XVII, a la ilustre y venerable Hermandad de la Sagrada Columna, Azotes de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Paciencia, actualmente única usuaria.
Según la mayoría de los historiadores la iglesia de Santiago de Carmona se construyó en los primeros años del reinado de Pedro I, y para Diego Angulo tiene antigüedad para figurar en el grupo de los templos góticos primitivos, tanto por la puerta de los pies, como por la cabecera. Se trata sin duda de una arquitectura de importancia, que rompiendo con el esquema corriente de la zona, termina todas sus naves en ábsides poligonales.
Estado previo
El edificio no está inscrito en ninguna de las categorías de protección especial previstas en la Legislación sobre Patrimonio Histórico, y fue catalogado como perteneciente al grupo 3, de interés, en las fichas de Avance del Plan General de Bienes Culturales.
La mayor parte de las carencias que se presentan en la iglesia eran debidas a la filtración de aguas de lluvia a través de sus cubiertas, por lo que parecía conveniente que este fuese el principal y primer defecto a atajar en su restauración.
La cubierta de madera de la nave del Evangelio tenía un ataque muy generalizado de termita, lo que aconsejaba su desmontaje o apuntalamiento, ante el riesgo de desplome.
El estado de la tablazón y otros elementos que componen las cubiertas de la nave Central y de la Epístola, así como el estado de los restantes elementos que la componen, hacían recomendable el levantamiento de aquella y la reparación o sustitución de los elementos dañados.
La composición de los muros de carga es compleja y variada utilizándose tapial o mampostería, muy pobre en las fachadas norte y sur hasta arranque de bóvedas encamonadas, con pilares centrales de fábrica de ladrillo. Atendiendo a sus desplomes sus inclinaciones son admisibles.
La humedades en la base de los muros parece identificarse inequívocamente con un origen de capilaridad procedente del subsuelo, sin aparecer la posibilidad de que sean canalizaciones hídricas las que la provoquen, por lo se hace necesario cortar dichos aportes que con el tiempo colaboran en el deterioro de las fábricas que lo componen, al margen del efecto de salubridad y aspecto que comportan. La situación de desprotección, por perdida de sus revocos o roturas de sus carpinterías, de gran parte de las fachadas incrementa el aporte de humedad a estos cerramientos.
De la medición de las fisuras detectadas en los paramentos interiores, de 0"4 a 5"00 mm, Vorsevi observa la existencia de un asiento diferencial en la esquina de las fachadas sur y oeste, pero que aparentemente tiene síntomas de ser antiguo y estar actualmente inactivo.
También existen pinturas sobre maderas estructurales en la cubierta de madera de las tres naves. En la nave Central la tablazón, durmiente, ménsulas y tirantes están policromados, existiendo además restos importantes de tres paños de lacería policromada. En la nave del Evangelio son la tablazón, cabios y correas los elementos policromados. Y en la nave de la Epístola los cabios, tablazón y tornapuntas.
Como el objeto de este trabajo se centra tan solo en evitar las humedades procedentes de filtraciones de lluvia por las cubiertas, la existencia de policromías y pinturas murales observadas solo serán estudiadas, así como someramente limpiadas y fijadas, tanto para que las obras a realizar no la deterioren, como para posibilitar una restauración posterior sobre la misma más documentada.
La iglesia de Santiago forma una de las esquinas de una gran manzana intramuros. Su situación urbana presentaba cierta indeterminación al no corresponder el tratamiento del espacio que le rodea con su carácter de construcción aislada, que más bien aparece como resultado de una fractura reciente no suficientemente estabilizada de la manzana. Desde la calle y plazuela que envuelven la esquina podíamos apreciar los ábsides y torre semiocultos por unas tapias y la nave de la epístola, en la que apreciabamos su acceso exterior, como única fachada a la ciudad.
Este encapsulamiento de la iglesia, oculta la entrada principal de la iglesia y la torre, tras alto cerramiento, de su observación ciudadana.
Recientemente se construyó un edificio dentro del solar procedente del derribo de las construcciones que cobijaban la cabecera de la iglesia, y existe frente a la portada de la nave del evangelio los restos abandonados de una antigua casa mudéjar invadida por la maleza. Todo ello ha conducido a la formación de un enclave urbano del edificio que debía ser restaurado.
Descripción de la intervención
Se acometen los trabajos de restauración de las cubiertas de las naves Central, del Evangelio y de la Epístola.
Se procede a desmontar la cubierta siguiendo el proceso inverso a su construcción.
Se comienza por el desmontado, limpieza y acopiado de tejas para su reutilización en la mayor medida posible.
Se señaliza la tablazón que tenga restos de policromías , antes de proceder a retirar, para en caso de que proceda, volver a colocar, más adelante, en la misma posición.
Como primera actuación se inspeccionan todos y cada uno de los elementos de madera, indicándose tras su estudio, los que permanecerán sin necesidad de prótesis, los que permanecerán tras su consolidación y clase de prótesis a realizar para la misma, los que han de ser armados para garantizar su resistencia y los que deben ser sustituidos. Para tomar estas decisiones se valorará la posible antigüedad de la pieza y la posesión o no de pinturas.
De todos estos elementos se realiza ficha con su fotografía y representación gráfica, tanto del estado actual y como del resultante de la intervención.
Se procede al tratamiento curativo y de protección contra agentes bióticos y humedad de todas las maderas existentes a conservar o a incorporar.
Todas las bóvedas encamonadas se limpian de cascotes y restos de anidamiento antes de cualquier posible actuación. Se consolidarán por su trasdós, con un revestido de yeso armado con tejido textil. Los arcos formeros se tratarán contra humedad y agentes bióticos como el resto de las maderas, terminándose con un tratamiento general para devolver a la madera consistencia perdida por envejecimiento natural.
Existe una viguería de valor oculta tras las bóvedas encamonadas, pero siguiendo los criterios adoptados de restauración, no queremos apostar por ningún periodo histórico en detrimento de otro, ni llevar la edificación a una especie de museo de momentos históricos que le hagan perder su conceptualización espacial. Por ello se ha proyectado una pasarela peatonal de mantenimiento y registro, que se utiliza desde un primer momento en la ejecución de la obra, como estructura auxiliar del apuntalamiento para reparación de los elementos estructurales de la cubierta de madera, y que a la terminación de las mismas pueda seguir utilizándose como plataforma de vigilancia del camaranchón, entre el intradós de la cubierta de madera y el trasdós de las bóvedas encamonadas, y como observatorio de visita.
Existen desplomes de los muros de carga, aunque no tiene la consideración de preocupantes, al menos actualmente, ya que es un proceso que en cualquier momento puede reactivarse o por el deterioro de los componentes de sus fábricas. Por todo ello es conveniente atirantar dichas fábricas o aumentar su inercia transversal. Hemos estimado más conveniente la disposición de tirantes ocultos que impidan los desplazamientos relativos entre muros, dentro del camaranchón, inmovilizando el desplazamiento de los estribos de las cubiertas de cabios de las naves laterales y devolviéndole su función, asegurándola con tirantes metálicos, a los tirantes de la estructura de par y puente de la nave central.
Se proyecta una barrera antitermita y un drenaje alrededor de todo el edificio de la Iglesia. La barrera biocida contra las termitas obliga a cortar los cerramientos que se unen a la edificación evitando que sirvan de puentes de entrada, anulando el efecto buscado con la barrera
Apenas se tienen noticias ni datos empíricos de la construcción y evolución de la Iglesia o del propio contexto urbano, salvo repetitivas apreciaciones estilísticas. Por ello, el estudio histórico y los análisis arqueológico de pinturas y mobiliario resultan doblemente necesarios, siempre focalizada en beneficio del edificio y por tanto de la ciudad. Persiguiendo la revalorización de la Iglesia desde su conocimiento y la posibilidad de su declaración como Bien de Interés Cultural.