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Resumen de la publicación
Frente al intenso proceso de creación de empleo que se ha producido en España
en la última década, con tasas superiores a la media de la Unión Europea, destaca,
sin embargo, un elemento percibido como negativo por la sociedad, que es el
elevado volumen de contratación temporal: el 30,15 por ciento de las personas
ocupadas (INE, 2008), que supera con creces el nivel medio de la Unión Europea: el
11 por ciento (Berkout y otros, 2007) y que sitúa a España como el país con la
mayor tasa de temporalidad del mundo1 (Torres, 2008). Hacer frente a esta
situación constituye un reto de crucial importancia, tanto en su dimensión
cuantitativa como cualitativa, al que están llamados, entre otros sujetos, los
agentes sociales, pudiendo en cierta forma y con diferente alcance influir sobre la
plural causalidad económica, jurídica y sociológica de este fenómeno.