[LARPSICO] La precariedad laboral y la falta de expectativas, principales factores de riesgo psicosocial entre las personas jóvenes (16 a 29 años)

Andalucía, 28/06/2024

En medio de un contexto que mejora notablemente las tasas de creación de empleo en España, la Comisión Europea acaba de dar un toque a España, porque ese crecimiento ni resulta aún suficiente ni tiene la calidad debida para todas las personas. De forma particular, alerta sobre la especial incidencia de la precariedad laboral en los colectivos de personas trabajadoras más jóvenes.

Sin duda, esta situación afecta a diversos derechos profesionales y económicos de estos colectivos, que se ven erosionados o insatisfechos. Pero también tiene una incidencia cada vez más medible en su estado de salud, entendido como bienestar integral (físico, psíquico y social). Los estudios e informes ponen de relieve que el modelo político, económico y social lejos de favorecer ese bienestar, crea factores de malestar emocional en muchas personas jóvenes de nuestro país, fundamentalmente provocado por la precariedad laboral y la incertidumbre económica a la que están sometidos.

El Consejo de la Juventud de España (CJE) así lo expone en su último informe al igual que Oxfam Intermón, Equilibristas: como sostiene la juventud su salud mental en una sociedad desigual. Este último, es un fiel reflejo de cómo puede llegar a afectar la estrecha relación existente entre la salud mental y las condiciones de vida – en atención a una perspectiva económica o de género –. En este mismo sentido, la OMS ya se ha pronunciado en numerosas ocasiones, esta situación de inseguridad afecta notablemente al estado psicológico de la juventud. Además, la propia OMS define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. En este sentido, debemos entender que la salud mental no es algo individual causado por factores clínicos (pdf) – biológicos o psíquicos – sino que es posible relacionarlo a cuestiones laborales, sociales, socioeconómico y condiciones de trabajo.

En el informe aparecen notables cuestiones que originan estos problemas psicológicos – como es el paro o el difícil acceso a una vivienda – todo ello, afecta a más del 55% de las personas jóvenes de entre 16 y 29 años y, es que, el aumento de la precariedad tiene un efecto directo en el proyecto de vida de los mismos. Al mismo tiempo, el informe de Equilibristas señala que aquellos casos en que los jóvenes trabajan y estudian al mismo tiempo – más conocidos como “Sisis” – llegan a presentar un 59% de los problemas de salud mental, mientras que la juventud dedicada únicamente a estudiar alcanza el 35% de los diagnósticos. En este sentido, surge la necesidad de señalar que tanto las responsabilidades académicas y laborales incrementan el estrés, así como, los problemas de salud mental.

La creciente problemática en términos de salud mental se ve reflejada en los datos de casos clínicos en los que se ha pasado de 5.712 en 2011 a 39.408 por cada 100.000 en el año 2022, significando un incremento del 590%. Además, solo menos del 20% de las personas jóvenes ha recibido atención psicológica en la sanidad pública en menos de un mes, debiendo esperar el resto entre uno y tres meses, si no demora más. Todo ello, conlleva a que cuatro de cada diez jóvenes no acudan en busca de atención especializada debido a los elevados costes en la sanidad privada, pudiendo llegar a significar el 15% de sus ingresos mensuales.

Estos problemas tienen mayor incidencia en aquellas personas jóvenes que se encuentran en situación de carencia material o pobreza – que ronda ya más del 10% de los jóvenes – no siendo posible cubrir necesidades básicas como tener las herramientas básicas para su educación.

Pero, si atendemos esta problemática desde una perspectiva de género la incidencia aumenta – el 49,9% de las mujeres jóvenes poseen algún trastorno – sobre todo en lo relacionados con la depresión o la alimentación. Esto, viene provocado por la brecha de género laboral, las mujeres jóvenes suelen adquirir mayor número de contratos temporales.

La reforma laboral ha provocado una bajada en la temporalidad joven – del 51,6% al 19,4%, datos notablemente mejorados – pero, aun así, la precariedad laboral sigue reflejándose en las mujeres jóvenes según la EPA y, es que estas, poseen una tasa de temporalidad del 22,1% frente al 16,8 % de los hombres jóvenes.

Asimismo, otro colectivo que ha de enfrentar barreras adicionales son los migrantes jóvenes provocada en su mayoría por una situación administrativa irregular en la que se encuentran muchos de ellos, por lo que, el acceso a un trabajo digno se complica aún más. Al carecer de permisos de residencia y trabajo, se ven obligados a aceptar trabajos sin derechos laborales y mal pagados. En este sentido, se plantean soluciones como el fomento de políticas públicas que aborden la mejora de las condiciones laborales, el acceso a la vivienda y la atención sanitaria. En definitiva, ofrecer un entorno estable y con oportunidades vitales a todas las personas jóvenes, abordando los problemas desde la raíz.

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