Familias colaboradoras
¿Qué es ser familia o persona colaboradora?
El espacio más idóneo para que se desarrolle la vida de las niñas, niños y adolescentes es en el seno de una familia, por ese motivo, desde los Servicios de Protección de Menores se da prioridad a las medidas que suponen la integración familiar de los menores, frente a la convivencia en un centro de protección.
Estas medidas de integración familiar pueden ir desde el retorno del menor a su núcleo familiar de origen, a proporcionarles algún recurso alternativo como puede ser el acogimiento con otros miembros de su familia o con una familia ajena, o incluso la guarda con fines de adopción.
No obstante, aún hay muchos menores que por diversos motivos viven en centros de protección, ya sea de forma temporal o más estable en el tiempo, que también pueden beneficiarse de la convivencia con una persona o familia participante en el programa de familias colaboradoras con los centros de protección.
Estas familias o personas colaboradoras se comprometen a compartir periodos de tiempo determinados (generalmente no lectivos como fines de semana, festivos, vacaciones, etc) con una niña, niño o adolescente que reside en un centro de protección de menores. Dicha convivencia puede ser en el domicilio familiar, o en el lugar donde transcurran las vacaciones de la familia.
El programa de familias colaboradoras con los centros de protección persigue distintas finalidades, entre las cuales en encuentran:
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Permitir participar a los niños, niñas y adolescentes en actividades alternativas a las del centro de protección.
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Proporcionarles un entorno donde puedan aprender a relacionarse y convivir en familia, así como conocer e interiorizar un modelo de dinámica familiar adecuado y de relaciones afectivas positivas.
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Establecer vínculos emocionales sanos con las persona o familia colaboradora, un aspecto clave en su desarrollo emocional, personal y social.
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Ampliar su red de apoyo social, un recurso valioso para obtener ayuda durante su crecimiento y posterior incorporación a la vida adulta independiente.
Además de ser un programa beneficioso para las niñas, niños y adolescentes residentes en centros de protección de menores, esta experiencia también puede ser muy gratificante para las familias participantes siempre y cuando tengan unas expectativas realistas en torno a la niña, niño o adolescente con quien van a colaborar, su papel en relación con ell@s, sean conscientes de su labor complementaria a la del centro de protección y presenten disposición a seguir las indicaciones que reciban por parte del personal técnico y educativo.
¿Cómo son las niñas y los niños con los que voy a colaborar?
Se trata de menores con edad superior a los 7 años que residen en centros de protección y para quienes no se prevee a corto plazo otra alternativa familiar.
Viven en centros de protección porque han sido alejados de su ambiente familiar para protegerlos de situaciones de negligencia, abandono, violencia, etc, por parte de sus padres o cuidadores. Vivir bajo esas circunstancias durante su infancia puede afectar de forma negativa a varias áreas de su desarrollo (físico, emocional, conductual, etc.).
Establecer vínculos emocionales positivos con personas o familias que sean sensibles a su situación y a sus necesidades puede ser muy beneficioso para ellos.
¿Cómo podemos participar mi familia o yo?
Las familias o personas interesadas en colaborar con menores que residen en centros de protección deberán cumplir los siguientes requisitos y obligaciones:
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Ser mayor de edad.
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No tener suspendida o haber sido privado de la patria potestad por sentencia judicial firme.
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Disponer de capacidades y habilidades adecuadas para hacer frente a las necesidades que pueda presentar el menor durante el transcurso de los periodos en que se conviva con el mismo.
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Su situación actual, a nivel personal, familiar y laboral, ha de ser compatible con la participación en el programa.
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Un aspecto importante a destacar es que los menores pueden tener contactos periódicos programados con su familia biológica, los cuales habitualmente se desarrollan en espacios concretos destinados a tal fin o en el centro de protección, generalmente con supervisión de personal técnico. La familia colaboradora debe aceptar esta circunstancia y colaborar para que dicho régimen de relaciones personales pueda cumplirse durante los periodos en que el menor se encuentre conviviendo con ellos. El respeto hacia la familia de origen y sus circunstancias es fundamental para el éxito de la colaboración.
El ofrecimiento como familia colaboradora con menores residentes en centros de protección debe dirigirse a la Delegación Territorial de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía de la provincia donde resida. Consulta aquí las direcciones y teléfonos http://juntadeandalucia.es/organismos/igualdadypoliticassociales/consejeria/delegaciones.html
Posteriormente el personal de la administración le contactará para requerirle la aportación de documentación, así como establecer una cita para la realización de una entrevista y/o visita domiciliaria. Todo ello con el fin de determinar si se dan las condiciones necesarias para su participación en el programa.
La participación en este programa es compatible con haber solicitado el acogimiento familiar, adopción nacional e internacional.