El día 20 de noviembre, se celebra el Día Mundial de la Infancia. Las leyes protectoras de la infancia avanzaron notablemente gracias a la aprobación del texto final de la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, el 20 de noviembre de 1989, cuyo texto es de obligatorio cumplimiento para los países firmantes, a diferencia de su predecesor, la Declaración de los Derechos del Niño de 1959, sin carácter vinculante.
Este tratado internacional, el más ampliamente respaldado (196 naciones firmantes, siendo Estados Unidos el único país que no ha completado el proceso de ratificación), recoge en los 54 artículos de la Convención y sus tres protocolos facultativos (relativos a su participación en conflictos armados; a su venta, prostitución y utilización en pornografía y al procedimiento de comunicaciones para presentar denuncias ante el Comité de los Derechos del Niño, órgano de vigilancia de la Convención) los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos que todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a disfrutar.
La Convención reconoce la dignidad de la infancia; considera a los niños, niñas y adolescentes como individuos de pleno derecho de su desarrollo físico, mental, social, así como de expresar libremente sus opiniones y que éstas sean tenidas en cuenta en todos los asuntos que les afecten; conciencia sobre la importancia y necesaria especial protección y cuidados de los primeros años de vida, con independencia del lugar en el que viva, en los que se construye la personalidad y el desarrollo integral del ser humano porque ello les permitirá llegar a ser ciudadanos y ciudadanas saludables y responsables. Obligación y responsabilidad que, además de los gobiernos firmantes, incumbe a cada uno de los miembros de la sociedad que desempeñan un papel clave en el bienestar de la infancia (progenitores, personal docente y sanitario, líderes religiosos, mundo empresarial, sociedad civil, medios de comunicación, representantes religiosos…).
Guiados por los principios de no discriminación, interés superior del infante, participación infantil y derecho a la vida, supervivencia y desarrollo, la Convención ha posibilitado avances notables en el cumplimiento de los derechos a la supervivencia, salud, educación, necesidad de establecer un entorno protector que defienda a la infancia de la explotación, malos tratos, abandono y violencia. Sin embargo, esta evolución positiva se ve gravemente afectada por el contexto actual (pandemia de COVID-19, conflictos, crisis climática y ecológica…) cuyos desafíos complejos provocan múltiples niveles de incertidumbre que se acumulan e interactúan poniendo en peligro derechos de la infancia vitales.
En estos contextos de inestabilidad, propios de un mundo en transición, es necesario seguir renovando el compromiso colectivo solidario manifestado en la Agenda 2030, Agenda que se nutre de la Declaración de Derechos Humanos y la Convención sobre los Derechos del Niño y que se recogen en el Plan Andaluz de Cooperación Internacional para el Desarrollo (PACODE). Y ello, desde un enfoque multiactor y multinivel, en la corresponsabilidad a la hora de promocionar, cumplir y adoptar las medidas necesarias para dar efectividad a estos derechos en base al interés supremo del infante para asegurarnos que todos los niños del mundo disfruten de su infancia, se desarrollen de modo integral y alcancen su pleno potencial, lo que redundará en sus comunidades y a nivel global.
Desde la AACID queremos agradecer la labor de todas las personas que trabajan a diario a favor de la infancia dándoles el protagonismo que merecen, como agentes transformadores clave del cambio necesario hacia un mundo más justo y equitativo, en el que imaginen su presente y futuro.
Por la parte que nos corresponde, continuaremos con nuestra labor comprometida en la salvaguarda, alivio y protección de la 'infancia y la a juventud en riesgo, con especial atención a la lucha contra la explotación infantil y a los y las menores que estén excluidos del sistema educativo y a jóvenes excluidas y excluidos del mercado de trabajo, y a quienes padecen discapacidades'.
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