18 de diciembre, Día Internacional del Migrante
En el año 2000, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas proclamó el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante.
Ante el aumento de los flujos de movimientos globales de personas vinculados al cambio climático, a las catástrofes naturales y las provocadas por el hombre, a los conflictos, al envejecimiento de la población en los países industrializados, al crecimiento exponencial del desempleo entre la población juvenil en los países en desarrollo y a las desigualdades socioeconómicas a nivel global, esta efeméride pretende visibilizar los retos, dificultades y adversidades que deben afrontar las personas migrantes y hacer un llamamiento a las naciones para contribuir a que la migración sea un proceso seguro, regular y digno.
A lo largo de los años se han adoptado diversos cuerpos legislativos, como la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1990 o la Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 19 de septiembre de 2016 reconociendo la labor positiva de los migrantes y adoptando una serie de compromisos para mejorar la protección, seguridad, libertad, dignidad y derechos humanos de las personas refugiadas y migrantes que dio pie al proceso de negociaciones intergubernamentales que condujo a la adopción del Pacto Mundial sobre Migración de diciembre de 2018.
La Agenda 2030 plantea esta cuestión, particularmente en la meta 10.7, “Facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, incluso mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas”. Por otra parte, tal y como recoge el Plan Andaluz de Cooperación Internacional para el Desarrollo 2020-2023, el ODS 16, destinado a construir sociedades más pacíficas e inclusivas, es fundamental para abordar las migraciones forzosas, y entre ellas las de la población refugiada y desplazada en el mundo. Ambos objetivos, estrechamente interrelacionados como todos los ODS, deben entenderse considerando la migración desde un enfoque de derechos que promueva la comprensión de las causas que provocan los desplazamientos forzosos, los derechos relacionados y la integración de todas las personas que vengan en busca de unas condiciones de vida dignas y como tal, centrar los esfuerzos en las poblaciones en situación de mayor vulnerabilidad.
En esta labor, como señala el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres en el informe Conseguir que la migración funcione para todos: “La gestión de la migración es uno de los factores que, en el momento actual, ponen a prueba con mayor urgencia y repercusión la cooperación internacional”.
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