La Fiscal Ana Isabel Vargas cree que los jóvenes no detectan el ciberacoso e identifican el control o los celos con el amor

Critica los impedimentos psicológicos para que la víctima se reconozca como tal en el Congreso sobre Violencia de Género que celebra la Junta
Andalucía, 25/11/2013

La Fiscal Ana Isabel Vargas Gallego ha subrayado como uno de los grandes problemas actuales respecto a la violencia de género en las nuevas tecnologías es que “las jóvenes no detectan el ciberacoso e identifican el control o los celos con el amor”.

Ana Isabel Vargas, ponente del IV Congreso de Estudio de la Violencia contra las Mujeres dedicado en esta edición al impacto de las TICs en este problema social, ha definido el acoso que ejercen los hombres sobre las mujeres utilizando como herramienta las TIC como la conducta abusiva que atenta contra la dignidad e integridad física o psicológica de la víctima.

“Las mujeres no son conscientes del maltrato en el ámbito de las nuevas tecnologías y tenemos que hacerles ver qué les está pasando, ya que existen mecanismos psicológicos que impiden a la mujer saberse víctima”, ha subrayado la ponente en su intervención en este congreso organizado por la Consejería de Justicia e Interior.

La violencia de género a través de las nuevas tecnologías supone un riesgo muy importante para las adolescentes que utilizan habitualmente estas herramientas en su vida cotidiana. Ante este hecho, Ana Isabel Vargas ha apuntado que hay que estar vigilantes ante conductas que, a pesar de no ser constitutivas de delito, pueden desatar la alarma. En este sentido, ha enumerado situaciones como comentarios en las redes sociales, la vigilancia de fotos de las jóvenes para reprochar actitudes o la exigencia de eliminar determinadas imágenes del perfil de la víctima, entre otras.

De la agresión física a la violencia cibernética

En su ponencia, el magistrado del juzgado número 2 de violencia sobre la Mujer de Sevilla, Francisco Manuel Gutiérrez Romero, ha explicado la evolución desde una violencia física, sexual y psicológica hacia la que ha llamado “violencia cibernética” que se muestra como “un eje fundamental para seguir manipulando a la víctima con consecuencias psicológicas muy importantes”.

El magistrado ha repasado los delitos que se pueden cometer, utilizando como herramienta las TIC, contra la intimidad personal y familiar, por una parte, y contra el secreto, ya sea de los documentos, las comunicaciones o los de carácter informático, por otra. En este sentido, se ha referido a la suplantación de perfiles en las redes sociales, la difusión de imágenes o el uso contraseñas ajenas.

Francisco Manuel Gutiérrez ha aplaudido las futuras reformas del Código Penal dirigidas a contemplar el delito de hostigamiento, la divulgación de imágenes y la manipulación de dispositivos electrónicos en la lucha contra la violencia de género, “acciones que no pueden ser justificadas con la dimensión familiar de los hechos o el consentimiento tácito de la víctima”, según el juez.

El profesor de Derecho Procesal de la Universidad de Salamanca, Federico Bueno, ha abogado en su ponencia por el reconocimiento penal específico de la e-violencia como nueva manifestación psicológica de la violencia de género. Además, ha señalado que las TIC no son solo cauce del delito en esta forma de violencia de género, sino también herramientas para iniciar el procedimiento judicial, mecanismos para investigar así como eficaces elementos probatorios.

En su intervención, Federico Bueno ha recordado que las nuevas formas de acoso (ciberbullying), hostigamiento (stalking) y extorsión sexual (sextorisón) no están tipificadas en el código penal.

Mención especial al WhatsApp

El catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, Enrique Echeburúa, ha destacado en su intervención el papel que juega el sistema de mensajería WhatsApp en las relaciones de pareja por sus posibles connotaciones controladoras en determinadas conductas. Además de estas situaciones, provocadas por las notificaciones de última conexión o de la facilidad para comprobar si un usuario está en línea, el WhatsApp puede crear problemas de exclusión social, por ejemplo, cuando se excluye a una persona de un grupo.

Echeburúa ha añadido como consecuencias negativas de la utilización de este sistema las discusiones frecuentes por no entender los tonos del mensaje o la falta de intimidad por las posibilidades de reenviar mensajes a otras personas.

Por su parte, la periodista Daphne Plou ha advertido sobre los peligros que corren las mujeres y niñas como “la persecución o el acoso en línea, las invasiones de la privacidad con la amenaza de chantaje o la difusión de los vídeos con escena de sexo”.

Plou ha señalado que las mujeres y las niñas que sufren violencia por medio de las TIC necesitan contar con recursos que las protejan y medios de reparación. Sin embargo, apunta que si no existen posturas legales y políticas claras, los organismos de justicia o los agentes de la ley tienen una capacidad limitada para hacer frente a estas emergentes formas de violencia contra las mujeres.

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